Las visitas guiadas a las terrazas de la catedral de Mallorcavisitas guiadas a las terrazas de la catedral de Mallorca, la parte más alta del templo para cuya contemplación se requiere antes salvar ni más ni menos un desnivel de 215 escalones de una estrecha escalera de caracol, ha sido el detonante que ha impelido a los responsables del cabildo catedralicio a decidirse a instalar desfibriladores con los que poder prevenir percances coronarios de sus visitantes.

Fuentes de la Seu matizaron que la decisión aún no ha sido tomada oficialmente y que informarán de ella en el momento en que se apruebe el número y el lugar en que el se ubicarán estos dispositivos preparados para revertir los efectos de una parada cardíaca. Las cifras oficiales hablan de que cada año se producen en todo el país más de 30.000 incidencias cardiovasculares extrahospitalarias.

Otras fuentes revelaron no obstante que personal de la catedral ya habría recibido la formación necesaria para usar estos desfibriladores y que la decisión la tomará a mediados de esta semana, entre el miércoles y el jueves, el Cabildo de la Seu. El órgano de gobierno de la catedral estaría decidiendo a qué empresa especializada adquiere estos aparatos entre tres ofertas diferentes recibidas.

Fuentes del sector explicaron que un desfibrilador se puede adquirir en la modalidad de renting y que en este último caso el precio asciende a poco mas de mil euros con cuatro años de mantenimiento total incluidos. De la misma manera, incidieron en que sería aconsejable disponer de alguno de estos aparatos en todo lugar público con una afluencia diaria superior a las doscientas personas.

Fuentes del departamento de comunicación de la Catedral informaron de que las visitas a las terrazas comenzaron en julio de 2016, hace ahora casi dos años, periodo durante el cual las habrían visitado en torno a las 25.000 personas pese a que estos itinerarios solo se realizan del mes de abril a octubre, con varios turnos diarios.

El precio de la visita es de12 euros y los grupos están acompañados por dos guías con la titulación de historiadores del arte. Las citadas fuentes recordaron que, por las características y dificultad del recorrido, el acceso a la visita no está permitido a las personas que padezcan enfermedades cardiorrespiratorias, vértigo, movilidad reducida o claustrofobia (pánico a los lugares cerrados).

De la misma manera, está vetado el acceso a toda persona que no haya cumplido los 11 años y los menores de edad deberán ir acompañados de un adulto. Dos sábados al mes, recalcaron las fuentes catedralicias, las visitas son gratuitas para los residentes aunque, eso sí, es preciso inscribirse previamente a través de su página web (www.catedraldemallorca.info).

No se permite el acceso con animales de compañía, excepto perros guía, ni fumar ni consumir alimentos o ingerir líquidos, excepto agua, durante el transcurso de la visita, de aproximadamente una hora de duración. Durante el recorrido, tras ascender un primer tramo de estrechas escaleras de caracol, se accede primero al campanario para continuar después por las terrazas de los arbotantes o el pasadizo entre las dos torres de la fachada principal.

La panorámica de Palma que se puede contemplar desde las terrazas de su catedral vale por sí sola el esfuerzo que hay que realizar para acceder a este privilegiado rincón por la impresionante perspectiva que se tiene desde esta atalaya.

Asimismo, durante el recorrido se puede contemplar de cerca una de las maravillas de la arquitectura gótica mundial: su rosetón mayor. Con sus trece metros de diámetro, se trata del mayor del mundo gótico original de todas las catedrales góticas europeas ya que, pese a que existen catedrales con rosetones de mayores dimensiones, pertenecen al neogótico.

Visitantes que ya han realizado este recorrido por las terrazas de la Seu explicaron que mientras la ascensión, aunque agotadora, se puede sobrellevar por las diferentes paradas que se realizan, el descenso resulta un poco mareante porque se realiza de una sola vez por una estrecha y oscura escalera de caracol.

Una visita que, cuando estén instalados los desfibriladores, no solo resultará estimulante e inolvidable sino que, además, estará cardioprotegida.