"Lo que más nos duele es que ha habido muchas personas que se han matado a trabajar durante los últimos días para organizar la fiesta en el Parc de la Mar", lamentaban ayer los secretarios generales de UGT y CCOO, Alejandro Texías y José Luis García respectivamente, guarnecidos de la intensa lluvia en el interior de un acceso peatonal junto a la calle Unió. A su lado se encontraban la presidenta balear Francina Armengol y el conseller de Trabajo, Iago Negueruela, y a unos metros de distancia la consellera de Servicios Sociales, Fina Santiago, que terminó refugiándose junto a las puertas de C&A. Porque de ahí no pasó la manifestación del Primero de Mayo ante la tromba de agua que sorprendió a las algo más de mil personas (5.000 según los convocantes) que participaban en el tradicional recorrido por el centro de Palma.

Los primeros minutos

La previsión meteorológica anunciaba precipitaciones, pero a las 12 del mediodía nadie podía vaticinar lo que iba a suceder. Los máximos responsables de los sindicatos convocantes de la manifestación mayoritaria, Texías y García junto al secretario general del STEI, Miquel Gelabert, destacaron el carácter reivindicativo de la jornada, por encima del festivo, al tiempo que reclamaron mayores salarios, un empleo de más calidad, pensiones dignas e igualdad de género bajo el eslogan Tiempo de ganar.

En el centro de sus críticas, un Gobierno central del PP al que acusaron de debilitar a los trabajadores con su reforma laboral y de desentenderse de la redistribución de la riqueza que se genera con la recuperación económica, y unos empresarios a los que amenazaron con la conflictividad laboral si no aceptan elevar los salarios, con negociaciones como las de limpieza o del transporte por carretera sobre la mesa.

A pocos metros de ellos, otras organizaciones con menor peso, como USO o la CGT, también desarrollaron sus actos reivindicativos.

La manifestación de este año contaba con dos novedades a destacar, como es que la cabecera estaba ocupada solo por mujeres, y la presencia de una presidenta autonómica en activo entre los manifestantes, además de la participación de los dos consellers antes señalados y del alcalde de Palma, Antoni Noguera. A ello había que sumar la fiesta prevista al concluir el recorrido en el Parc de la Mar, organizada por los tres sindicatos convocantes y por los partidos políticos PSOE, Més, Podemos y Esquerra Unida. Esta última no llego a celebrarse.

La presidenta Armengol se sumó a los mensajes en favor de la derogación de la reforma laboral y en contra de las desigualdades de género. A su lado, el conseller Negueruela reclamó subidas salariales y un mayor reparto de la riqueza, en un día en el que concluía la prórroga de los programas de ayuda a los parados de larga duración sin que el Ejecutivo central la haya renovado.

La participación comenzó siendo muy similar a la del pasado año. Algo más de mil personas se sumaron al recorrido que se inició en la Plaza España para descender por Oms y seguir por La Rambla. Las pancartas que se llevaban hacían referencia al movimiento feminista, al transporte por carretera, a la enseñanza y en contra de la LOMCE, a una sanidad de calidad y a las pensiones, aunque con una llamativa falta de eslóganes coreados por los participantes, siendo el sonido de los pitos lo más escuchado.

Pero cuando se llevaba alrededor de una hora de recorrido, las primeras gotas desembocaron en un diluvio que provocó que los participantes corrieran a refugiarse en portales y bajo balcones. La intensidad de las precipitaciones fue tanta que finalmente los sindicatos, reticentes inicialmente a suspender los actos previstos, tuvieron que dar su brazo a torcer. El Primero de Mayo de este año se dio por concluido cuando apenas estaba a la mitad del recorrido previsto.

El último capítulo lo escribieron los responsables sindicales cuando la lluvia amainó, al trasladarse hasta el Parc de la Mar para ayudar a recoger todo el material de una fiesta que finalmente no se celebró. "Mañana no compréis carne, porque nos va a sobrar un montón", bromeó uno de ellos con otros afiliados, con un patente punto de tristeza.