Diario de Mallorca

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Desprecio

Desprecio

El desprecio de las autoridades de todo tipo hacia los ciudadanos que tienen bajo su yugo es de los que alcanzan cifras de récord. Nos ningunean a la hora de montar y retirar servicios, de cambiar los planes de urbanismo, de inventarse referencias culturales e históricas y de sacarnos el dinero de los bolsillos bajo la coartada de la tasa que se le ocurre montar a cualquier indocumentado con poder a mano. Excepto cuando llegan las elecciones, momento en que las autoridades se desviven por hacerse fotografías, todo sonrisas, con el primero que se ponga a tiro y con todos los que vengan después, la única razón de ser del ciudadano es su capacidad para ser frito a impuestos. Pero una de las ocasiones en que más claro se muestra lo que les importamos a las autoridades es el abuso en el cierre de calles y carreteras con motivo de cualquier supuesta cita popular.

La de ayer es la más cercana en el tiempo. Con motivo de la Mallorca 312, en su novena edición ya, media Mallorca se ha visto atropellada por el cierre de carreteras a lo largo de varias horas en toda la zona septentrional de la isla, de levante a poniente. El abuso queda más que confirmado cuando se consideran los esfuerzos del Consell y de los organizadores para minimizar las molestias, cosa que demuestra de sobras el alcance del atropello. Decir que se concentrarán los pelotones de ciclistas para que pasen lo más deprisa posible por la Serra, o que los cortes no durarán más de dos horas y cuarto „siendo así que el año pasado fueron tres horas más„ no es sino reconocer que se están monopolizando las vías públicas y arrebatándoles su razón de ser, que es la de servir de ejes de comunicación al servicio de todos nosotros.

Ocho mil ciclistas justifican ese abuso. Hagamos cuentas. En el censo de 2015 aparecen casi 860.000 habitantes de Mallorca olvidando, claro es, la cantidad ingente de turistas que se encuentran en la isla a lo largo de todo el año. Eso quiere decir que, si aplicásemos la misma patente de corso en beneficio de todos los vecinos „sin contar a los visitantes de paso„, se deberían conceder hasta sesenta ocasiones de cierre de carreteras a lo largo del año. Dos meses enteros, no sólo sábado y domingo. Pero eso únicamente por lo que hace a los ciclistas de la Mallorca 312, que están luego las demás pruebas a bicicleta, en moto, en automóvil o a pie „maratones o similares, que son lo que más abundan„, las marchas populares sin ánimo de competición, los desfiles, folklóricos o no, las cabalgatas y las manifestaciones varias. Súmense todas esas ocasiones en las que las diversas autoridades abusan y, de aplicar la proporcionalidad del café para todos, cada fin de semana del año entero se verá colapsado.

Se trata, ya digo, del desprecio hacia los derechos de todos que, por arte de magia, se transforman en los derechos de unos pocos: aquellos que se ven bendecidos por el dedo de quien mande en el Govern, en el Consell o en cualquiera de los consistorios a considerar. ¿A cambio de qué? Se invoca el deporte, la conveniencia política o el beneficio de la imagen de la isla, si no más. Pero la cuestión esencial es a quién le han preguntado antes de someter al corte de carreteras a media Mallorca, que a la mitad restante ya le llegará el turno en otra ocasión. A mí, no, desde luego. ¿Y a usted? Pues seguro que tampoco porque nuestra voluntad no cuenta salvo que se trate de ir a las urnas de vez en cuando.

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