Bartolomé Cursach se presentó ayer ante el juzgado de instrucción número 12 de Palma, cumpliendo la orden que dictó la Audiencia, que le obliga a presentarse cada semana ante la autoridad judicial. Es el método que se utiliza para comprobar que el empresario no va a huir. La llegada del empresario coincidió con el final de la concentración que realizaron ayer jueces y fiscales frente a la puerta del juzgado de Palma para protestar por la falta de medios para trabajar. Cuando salía del edificio, una vez firmada su comparecencia, el empresario se cruzó con el juez Florit (que estaba de espaldas). Es la primera vez que el juez y el empresario coinciden, a pesar de que el magistrado no se dio cuenta que por su espalda salía Cursach del juzgado. A la salida del edificio, el empresario del ocio fue abordado por un grupo de periodistas que pretendían conseguir unas declaraciones. De forma muy educada, dijo que no podía hacer manifestaciones a la prensa.