La empresa Globalia no tendrá que abonar los catorce millones de euros que reclamaban los administradores judiciales del desaparecido holding turístico Orizonia, por la compra de la cadena hotelera Luabay. El tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia de Palma ha dado la razón a la compañía Globalia, frente a los administradores judiciales, y confirma una sentencia anterior dictada por el juzgado de lo mercantil de Palma, que tampoco apreció ningún tipo de irregularidad en esta operación económica realizada en un momento en el que Orizonia había entrado en una espiral de falta de liquidez, que al final le llevaría a su desaparición como gigante turístico.

La Audiencia ha analizado la sentencia que dictó el juez Víctor Fernández, que en su momento ya señaló que no hallaba ni irregularidades, ni perjuicio alguno, para la empresa vendedora. Esta sentencia fue impugnada por los administradores concursales de Orizonia.

Si bien los jueces de la Audiencia entienden que los gestores del holding turístico hubieran podido conseguir un precio más elevado por la cadena hotelera, lo cierto es que los plazos "impuestos por el devenir de las negociaciones de la refinanciación justifican la decisión en el momento y con las condiciones en las que se adoptó".

Los administradores concursales, en contra de lo que han opinado los jueces, sostenían que la venta de Luabay provocó un claro perjuicio económico para la masa de acreedores de Orizonia. Los demandantes consideraban que la cadena hotelera estaba formada por un grupo de empresas, cuya actividad económica era más que solvente y, por tanto, no era necesario que entraran en un proceso de concurso. También denunciaban que Globalia se aprovechó de las graves dificultades financieras de Orizonia para comprar, en un domingo, una cadena de once hoteles situados en Canarias y en Baleares por un precio muy por debajo del valor real de estos establecimientos turísticos.

No mantenían lo mismo los abogados de Globalia, que insistían en que la operación de compra fue muy beneficiosa para la empresa Orizonia, pues el dinero que recibió le permitió obtener los fondos que necesitaba para capear las graves dificultades de liquidez que atravesaba.

Tanto el juez, como ahora la Audiencia, le dieron la razón a la empresa de Hidalgo y llegó a la conclusión de que la oferta económica no fue perjudicial para Orizonia, que terminó desapareciendo como consecuencia de las dificultades de liquidez. Globalia fue una de las empresas que se interesó por la compra de Orizonia, aunque la operación se frustró.