No solo los jóvenes necesitan recomendaciones sobre cómo hacer un buen uso del móvil: a veces son los propios padres los que la lían. Olvidan que en redes sociales y en Whatsapp todo queda registrado y puede reproducirse y por ello usan el smartphone de forma incorrecta, antipedagógica, molesta o incluso peligrosa hablando en términos legales (igual que los chavales, los adultos también pueden incurrir, sin ser consciente de ello, en algún delito al difundir imágenes de menores sin permiso; vulnerando la intimidad de otro niño o familia o registrando en estos canales amenazas o insultos graves, que pueden acabar trascendiendo).

Los grupos de Whatsapp de padres se han convertido en un escenario que parece ineludible para las familias y es que aunque se hacen parodias y bromas sobre lo engorroso que pueden resultar, lo cierto es que generan conflictos que pueden acabar siendo graves. Por ello, a principio de curso cada vez más centros dan recomendaciones a los padres sobre cómo gestionar estos grupos para evitar problemas. Incluso algunos colegios directamente aconsejan (no pueden prohibirlo) que ni se constituyan.

En el Rafal Vell de Palma se insta a los padres a hablar con el persoal del centro en caso de que haya alguna discrepancia con la actuación de un profesor o con alguna decisión del colegio. Se evitan así distorsiones, malentendidos y que un desencuentro crezca como una bola denieve.

Albert Lobo, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos FAPA, admite que éste es un tema complicado de gestionar. Que la teoría es "aplicar el sentido común"(algo no siempre tan habitual). Por ejemplo: abstenerse de utilizar el grupo para hablar de temas ajenos a la clase; no difundir rumores; y no incluir comentarios ofensivos.

También hay que evitar convertirse en la agenda de sus hijos, indagando vía Whatsapp sobre sus deberes: "Según se van haciendo mayores hay que fomentar su autonomía".