"En Cárnicas Vicente, disponemos de una amplia selección de productos de alta calidad que hemos logrado gracias a la demanda y a la elevada exigencia de nuestros clientes. Nuestra gran variedad de productos está pensada con la finalidad de cubrir todas las necesidades en un único proveedor". De esta guisa se presenta en internet la empresa de Marratxí investigada por presunto delito contra la salud pública.

La empresa cuenta con centenares de clientes y su seña de identidad es el suministro de supuestos "productos gourmet". Un mensaje a años luz de lo que detectaron los investigadores al inspeccionar sus instalaciones.

Las primeras estimaciones apuntan a que el dueñopodría obtener un beneficio neto, después de impuestos, de al menos medio millón de euros, ya que una parte la vendía en B. Las piezas de solomillo de ternera Angus de alta calidad las vendía como mayorista a unos 80 euros el kilo. En un restaurante podría alcanzar una cifra astronómica. Las pésimas condiciones en las que se trataba la carne no se asemejaban al elevado importe que se cobraba por él.

El propietario posee un chalé en Son Vida y un apartamento de unos 160 metros cuadrados en las inmediaciones de la Clínica Juaneda. También conduce un Porsche Cayanne y un Volkswagen Touran.

Estos lujos que envuelven la vida del dueño contrastan con las penurias que denuncian sus trabajadores. Jornadas semanales de 60 horas, desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde cada día, sin pagas ni horas extra ni la totalidad de las vacaciones correspondientes.

Los empleados tenían que costearse ellos mismos los guantes específicos para el corte de la carne y, en algunos casos, hasta los cuchillos. Los costes eran minimizados al máximo. Muchos portes de los productos cárnicos los hacían los propios trabajadores en sus coches particulares y pagando ellos el combustible. Por supuesto, estos vehículos no contaban con la refrigeración necesaria.