Marga Durán pasea estas semanas a Biel Company por los barrios de Palma. A un año de las elecciones autonómicas, urge que los votantes del PP pongan cara a su candidato. Claro que los esfuerzos de la concejala popular de Palma para tratar de no perder en 2019 a su electorado rodriguista pueden resultar inútiles tras esta última maniobra del partido en Madrid. Con su órdago a los gobiernos balear y vasco, a cuenta de los presupuestos, Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro llevan camino de llevarse la palma.
El presidente del Gobierno y el ministro de Hacienda quieren vengarse del PNV por hacerles pasar por el tubo para la aprobación de las cuentas generales del Estado. De rebote, el Govern de Francina Armengol se enfrenta a un nuevo recurso de inconstitucionalidad; esta vez con la excusa de la devolución de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares, y el cobro del impuesto turístico a los cruceristas. Pero el meollo del asunto radica en el pago de la carrera profesional al personal sanitario de las islas, que el PP estatal amenaza ahora con abortar.
No hace ni dos días, Company desgastaba a Francina Armengol por el veto al complemento para los doctores que no acrediten el conocimiento del catalán. Ahora su propia formación dinamita la estrategia al cada vez más debilitado presidente del PP balear. El Sindicato Médico, que tanto ha ayudado a los populares en su cruzada contra la lengua propia en la sanidad, les advierte de que si tocan la carrera al colectivo habrá enfrentamiento. Normal que el de Sant Joan esté preocupado.
Post scriptum: La jornada política de ayer obliga a despedirse de David Abril, un diputado que nos ha dado buenos titulares y grandes momentos parlamentarios. El 'hijo' de Fina Santiago aprendió hace años a volar solo, y dotó de discurso a Més. Nos descubrió qué era Podemos antes de que existiera Podemos. Y sí, David, fuiste un enfant terrible; ahora que son más necesarios que nunca.
