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Entrevista

Andoni Anseán: "La mejor forma de abordar el suicidio es hablando de él, pero no de cualquier manera"

"El suicidio probablemente sea el problema de salud pública más importante que tiene ahora mismo el sistema nacional de salud con casi 4.000 personas todos los años falleciendo por este motivo"

El presidente de la Sociedad Española de Suicidología, Andoni Anseán. cata guasp

Los suicidios se han convertido en "un problema de salud pública de primer orden", ante el cual instituciones y sociedad deben concienciarse, para trabajar en su detección y prevención. Así lo pone de manifiesto el presidente de la Sociedad Española de Suicidología, Andoni Anseán, quien ayer estuvo en la isla para participar en una reunión de trabajo impulsada por el Observatorio del Suicidio, en la que se analizaron las formas de abordar estas conductas para atajar una lacra que deja cerca de 4.000 muertes anuales.

P ¿Cuál es la radiografía del suicidio en Balears?

R En Balears la tasa de suicidios no es especialmente alta en comparación con España. Las cifras [del año 2016] están en los 90 suicidios, aproximadamente uno cada cuatro días; casi tres de cada cuatro son de varones y uno es de mujeres. Dentro de lo que cabe, se mantiene en las tasas de España, que tiene 7,5 suicidios por cada 100.000 habitantes, mientras que en Balears son 8,12 suicidios por cada 100.000 habitantes. Está lejos de las tasas de 11 suicidios por 100.000 habitantes que hay en Asturias o en Galicia, las comunidades que lideran las cifras.

P¿Cómo se combate esta lacra?

R Lo primero que tenemos que hacer es concienciarnos y sensibilizarnos como instituciones, pero también como sociedad. Tenemos que darnos cuenta de que el suicidio es un problema de salud pública de primer orden, debemos tener esa sensibilidad hacia el abordaje de los suicidios, los intentos y la ideación suicida, que se tienen que prevenir no solo desde el punto de vista sanitario. Por ejemplo, desde los medios de comunicación, que tienen mucho que decir. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son uno de los instrumentos preventivos más potentes.

P¿Y desde la administración?

R No está nada mal planificar también el abordaje de la conducta suicida a través de un plan autonómico, e incorporarlo no solo el sistema sanitario, sino al educativo, social, cuerpos de emergencias, etc. Y hay otras cosas, como evitar el aceso a los medios letales. Hay que seguir más de cerca a los pacientes que tienen tendencias suicidas detectados en los sistemas sanitarios. Se puede hacer más en cuanto al abordaje terapéutico bien sea psicofarmacológico o psicoterapéutico, y también podemos investigar más sobre este tema, mejorar nuestros sistemas de registro, de información, de alerta epidemiológica. También es posible una mayor concienciación en centros escolares y educativos y en centros sociales, residenciales, allí donde puedan estar aquellas personas que puedan tener riesgo suicida en general.

P En los medios siempre ha existido la creencia de que informar sobre quienes se quitan la vida puede tener un efecto contagio.

R La OMS se ha encargado de desmitificar esto y lo dice bien claro. La mejor forma de abordar el problema del suicidio es hablando de él, ahora, no de cualquier manera, hay que hacerlo de un modo adecuado, según la OMS. Entonces hay que huir de morbos y de informaciones innecesarias. Normalmente ese miedo al efecto contagio de los medios en determinados momentos, los que nos somos periodistas se nos escapa el porqué. Pero de repente aparecen en los periódicos asuntos como la ballena azul [el juego de desafíos que desemboca en el suicidio] o Trece razones [la serie sobre el suicidio], que de repente copan todos los medios y no acabamos de entender por qué nos hacemos eco de una información que a la larga se ha visto que era desproporcionada y bastante infundada y que sí que genera mucha alarma social innecesaria. La OMS ya cuenta con guías para los medios sobre cómo se podría enfocar esta información adecuadamente, ya que tiene muy claro que serían una herramienta muy potente a nivel preventivo y sobre todo generarían el ambiente para poder hablar de este problema, porque para la OMS el oscurantismo y el estigma que está asociado a la conducta suicida hace que no se pueda abordar adecuadamente. Si se normalizase el problema en la sociedad, en las instituciones sería mucho más fácil poder abordarlo, habría mucha más sensibilización para poder dotar de recursos, que es lo que realmente hace falta para poder atajar el problema.

P¿Faltan campañas de prevención?

R El suicidio probablemente sea el problema de salud pública más importante que tenga ahora mismo el sistema nacional de salud con casi 4.000 personas todos los años falleciendo por este motivo y con aproximadamente 20 veces más el número de intentos. Raro es el día que en un hospital de Balears o de cualquier otro sitio no se registren varios intentos de suicido. Y como problema de salud pública que es se puede prevenir igual que las adicciones o cuestiones de seguridad ciudadana. Y sin embargo nadie ha visto una campaña de prevención del suicidio a nivel estatal. Sí que ha habido alguna en Cataluña o en Guipúzcoa, pero son experiencias muy puntuales.

P ¿Qué síntomas pueden hacer saltar todas las alarmas?

R Las personas, independientemente de que tengan trastorno mental o no, pueden dar señales de alarma. Suele aparecer un comportamiento poco habitual y no solamente conductual sino verbal. Y hacen determinadas cosas que en una situación normal no harían, como visistas inesperadas, ordenar papeles, seguros, herencias, cosas que se escapan de lo habitual... Pero siempre en cada caso es diferente, cada persona se manifiesta de una manera y lo importante es estar atentos a cualquier cambio. Igual a unas personas les da por ponerse tristes cuando están ideando su propia muerte y en otras aparece una alegría repentina. Unos dejan de gastar dinero y otros derrochan. Esos elementos, si está bien seguido ese paciente por el médico de primaria o el de salud mental, pueden poner en alerta para hacer según qué alternativas terapéuticas para superar esa crisis.

P ¿Cuál es el perfil?

R Hay un perfil de suicidio como tal, de suicido consumado, y otro de intento de suicidio. El comportamiento por sexos y edades es bastante diferente: por cada tres hombres se suicida una mujer, mientras que por cada tres mujeres que lo intentan lo intenta un hombre. Sí que es cierto que no son intentos tan letales como el caso de los hombres. En ellas, en las primeras edades se dan muchos intentos, en la edad adulta se dan muchos suicidios y en la tercera edad hay menos suicidos pero con una probabilidad de letalidad mayor, más planificados y utilizan métodos más letales y con poca posibilidad de rescate.

P ¿Aumentaron los suicidios durante la crisis?

R Al principio de la crisis se pensó que sí, que sí que había un aumento. Con el tiempo hemos podido constatar que en estos dos últimos años han bajado bastante, sobre todo en 2015 disminuyeron un 8%, con lo que voló un poco por los aires la hipótesis de relación directa de la crisis y el aumento de los suicidos, al menos en España.

P Quienes han tenido una tentativa ¿lo volverán a intentar?

R Los que han tenido una tentativa acabarán consumándolo entre el 1-2%. Ahí la variable tiempo es muy importante porque digamos que hay un 10% que lo vuelve a intentar el primer año, pero es cierto que un 90% que no lo intenta. Y sí es cierto que cada vez estamos viendo más que los suicidios son letales en el primer intento. Muchos se consuman en un primer intento, con lo cual hay que estar atento a ese tipo de comportamientos para evitar que se haga ya ese primer intento, desde el principio de la prevención.

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