Ha muerto Fernando Marqués y Tous tras una insistente enfermedad, contra la que luchó valientemente durante tres largos años. Estaba muy agradecido al equipo médico que le trataba y confiado en que le sacarían de la contrariedad, pero la muerte es ineludible, para él y para todos. Fernando era un familiar querido -casado con mi hermana Victoria- y, además, un buen amigo, con él mantuve una sincera amistad durante más de cincuenta años. Fue un padre muy querido por sus hijos con los que mantenía una relación de especial devoción. Es, seguramente, una de las personas, entre las que conozco, que ha vivido más intensamente su existencia, optimista por naturaleza, vitalista, siempre veía la parte positiva de cualquier cuestión, incluso siendo consciente que tenía una grave enfermedad siempre estuvo convencido de que la superaría. Aun estando en severo tratamiento no dejó de practicar deporte, aunque esto le supusiera un esfuerzo añadido.

Era una hombre jovial, con gran sentido del humor, le gustaba la broma, pasarlo bien y que los demás se divirtieran, disfrutaba de comer bien y del buen vino, del diálogo, de la conversación y de la tertulia. En cuestiones de política siempre se definió y defendió posturas liberales, moderadas y centristas. Optimista hasta la médula, lo suyo era lo mejor y de los demás siempre destacaba la parte positiva. No criticaba a nadie por sistema, como hace la mayoría, en una reunión él llenaba y animaba. Formaba parte del grupo de amigos que nos reuníamos los sábados a cenar y durante ese rato comentábamos las noticias más destacadas de la semana. Siempre aparecía ilusionado y, diciendo "hay muchos temas que comentar?", aunque la semana hubiese sido anodina. Su ausencia, si duda, afectará a este cenáculo.

Fue un buen profesional de la extinta entidad financiera Sa Nostra, formó parte de la dirección durante muchos años, mantuvo una buena relación de trabajo con Carlos Blanes, director general de la Caja y, serias discrepancias con el equipo que le sustituyó, discrepancia que con el tiempo ha quedado cumplidamente justificada. Más tarde ocupó la presidencia de ISBA, puesto que ha mantenido hasta su fallecimiento, habiendo logrado una considerable expansión de la entidad.

Era lector constante de prensa y la comentaba. Me llamaba frecuentemente para decir que había leído mi artículo de opinión de aquel día y no recuerdo que en alguna ocasión me expresase alguna discrepancia. Con lo que debo decir que he perdido, además de un amigo, un asiduo lector. Por esta y otras muchas razones, Fernando, querido, te dedico este renglón que ya no podremos comentar.

Cuando alguna persona muere, no lo hace por completo, algo de ella permanece entre nosotros, es algo incierto, íntimo, pero innegable, su recuerdo sigue entre nosotros. De Fernando nos quedará, su vitalidad, su simpatía y su ilusión por la vida y por encima de todo ello la certeza de que nos ha dejado una buena persona.

STTL Sit tibi terra levis, que la tierra te sea leve, querido Fernando.