La manifestación convocada ayer en plaza de España para reivindicar unas pensiones dignas manifestación convocada ayer en plaza de España para reivindicar unas pensiones dignas no mostró toda la unidad que requería una causa tan justa. Ya desde su inicio, representantes de la Plataforma d'associacions de Pensionistes i Jubilats de Mallorca mostraron su rechazo y malestar ante el hecho de que miembros de UGT y CC OO y algún que otro representante político (este diario pudo constatar la presencia de los consellers Fina Santiago y Iago Negueruela) coparan la cabecera de la manifestación, por lo que decidieron partir primero en dirección a delegación de Gobierno montando otra marcha reivindicativa.

Desde la primera fila de la manifestación sindical, Mundita Bustins y Rafaela García, de las federaciones de pensionistas y jubilados de los sindicatos UGT y CC OO, respectivamente, intentaron evitar el desmembramiento de la marcha recordándoles a sus compañeros que ellas también eran pensionistas y que todos estaban allí para protestar por la irrisoria subida del 0,25% en sus ya de por sí magras retribuciones tras toda una vida de trabajo. "No conseguimos llegar a final de mes porque, además, todo sube menos nuestras pensiones", recordó la representante ugetista.

También recibieron los consellers presentes en la cabecera de la manifestación en la que ondeaban decenas de banderas rojas con las siglas de los dos sindicatos mayoritarios. Los jubilados que se querían escindir de la marcha principal les reclamararon de forma airada que se bajaran el sueldo y que se retirasen de la cabecera, que la de ayer era una manifestación apolítica. Y tanto la consellera de Servicios Sociales como el de Trabajo, se retiraron diligentemente a filas posteriores para no tensar más un ambiente que ya se iba enrareciendo.

"¡Tenemos edad suficiente para que se nos respete! ¡Somos gente con mucha edad y mucho cabreo encima!", exclamaba un enfadado Javier Ponce, de la coordinadora estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones antes de que la marcha se bifurcara. Porque la ruptura ya era un hecho y mientras unos, los menos, apenas dos centenares de personas, se dirigían a delegación de Gobierno por la calle Sant Miquel, los otros lo hacían por Vía Sindicato.

Y si inicialmente pareció que la marcha que desplegaba multitud de banderas rojas sindicales era la más numerosa y mejor organizada, varias calles más adelante se comprobaría que no necesariamente era así ya que al grupo inicialmente escindido se le sumaron centenares de personas durante su recorrido hacia delegación de Gobierno.

Un número parejo

Tantas, que era difícil precisar cuál de las dos era la más numerosa. Entre ambas fácilmente sumarían unos cinco mil participantes. Durante el recorrido, las opiniones de los participantes de una y otra eran unánimes, al menos en lo que se refiere a la miseria de retribuciones que perciben del Estado tras una vida laboral cotizando.

Alfonso proclamaba que ningún sindicato le había apoyado a la hora de negociar la retribución de su pensión y que no sabía que hacían ahora allí. Juan, por su parte, opinaba que no se debería politizar una manifestación de pensionistas, aunque admitió a continuación que caminaba en la marcha sindical por que estos tenían una mayor poder de convocatoria y de organización.

Pedro, por su parte, se declaraba simpatizante de Comisiones Obreras pese a portar una banderita del sindicato UGT. Preguntado por esta aparente contradicción, respondía ufano que cuando llegó ya no quedaban enseñas de Comisiones. "Considero que llevan razón", decía en referencia a la marcha escindida, "pero cada uno por su lado no hacemos nada, la unión hace la fuerza", declaraba este jubilado venido desde Santa Ponça. Antonio, que se declaraba mileurista tras 39 años de cotización, se preguntaba dónde estaban los jóvenes: "Tendrían que estar aquí, no saben lo que les espera", vaticinaba pesimista.

"¡Cuidado con las carteras!"

Al pasar la manifestación de jubilados junto al Parlament la consigna más aplaudida y festejada fue la de "¡Cuidado con las carteras!", en alusión a la clase política.

En esa misma marcha, un jubilado Pep Juárez, ex líder del sindicato CGT, despotricaba contra las centrales UGT y CC OO lamentando su falta de autocrítica y preguntándose si no se acordaban del acuerdo que firmaron en 2011 con Rodríguez Zapatero por el que se amplió la jubilación a los 67 años.

La marcha sindical, mejor organizada como había adelantado uno de sus participantes, llegó antes frente a delegación de Gobierno, donde le esperaba una plataforma y una amplia parafernalia de altavoces, estruendosa música y megafonía. El sociólogo Antoni Tarabini fue el encargado de leer un manifiesto mientras la otra marcha llegaba y se ubicaba a sus espaldas, en el paseo del Borne.

Allí, Lola Fernández, que se declaró "una ciudadana jubilada", leyó el manifiesto de la coordinadora estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones, entidad a la que proclamó legítima convocante de las manifestaciones que se sucedieron ayer por el resto del archipiélago y del país.

Tras desgranar todas sus reivindicaciones -subida de las pensiones reflejadas en los Presupuestos, jubilación a los 65 y posibilidad de anticiparla una vez cumplidos los 40 años de cotización, entre otras muchas-, en ocasiones interrumpida por el estruendo musical de la otra protesta, Fernández se declaró abochornada por el intento de apropiación de unas reivindicaciones que, dijo, los políticos no han sabido defender. "¡Otra vez las banderas!, las banderas lo estropean todo en este país", sentenció.