Gabriel Jaume, actual presidente de la comisión de tabaco del hospital de Son Espases y responsable del servicio de deshabituación tabáquica de este mismo centro, lo tiene bien claro: "Yo estoy a favor de los fumadores pasivos. Lo que tenemos que hacer es protegerlos", sostiene.

No obstante, admite que con las terrazas "hay un vacío legal, no está claro lo que puedes o no hacer. Hay muchas que cuentan con dos paramentos que, en realidad, están cerradas. Soy de la opinión de que si cuentan con una buena salida de humos, si disponen de un buen sistema de extracción, se debería permitir fumar en ellas. Pero si no, no. Y también estoy de acuerdo en que estén completamente abiertas".

Sobre los otros aspectos antitabaco que contempla el borrador de la nueva ley de adicciones en la que está trabajando la dirección general de Salud Pública, el doctor Jaume se muestra de acuerdo.

Sobre la iniciativa que impedirá fumar en las aceras circundantes a los centros escolares y sanitarios, admite que en Son Espases se está incumpliendo flagrantemente la actual ley antitabaco que prohíbe fumar en su recinto.

"Según la ley, solo se podría fumar en la rotonda de acceso al hospital (bajo el puente elevado), pero como no ponemos multas, nadie nos hace caso y se fuma en el interior del recinto. Y el problema es que no tenemos una figura legal que pueda poner las multas, la única medida por la que se consigue que se respeten las leyes en este país", sostiene este médico, que también está de acuerdo en que se impida fumar en los coches con niños o embarazadas a bordo a pesar de que, diferencia, "en Mallorca los trayectos son cortos".

Con la prohibición de exhalar humo en los recintos deportivos abiertos, Gabriel Jaume no se muestra tan de acuerdo excepto si lo que se pretende es evitar una mala imagen a los menores que los frecuentan con sus padres y, por último, recomienda como la mejor medida disuasoria elevar el precio del tabaco ya que, detalla, "por cada 2% que sube el precio dejan el tabaco el 1% de los fumadores".