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Opinión

En río revuelto ganancia de constructores

Dos mil hectáreas en el limbo, nada menos. Pero que nadie se engañe. Los ayuntamientos no están en una encrucijada porque en caso de poder elegir, tirarán por el camino del ladrillo. ¿Recalificar terrenos ´falsos urbanos´ a rústicos? No en Mallorca, desde luego. La única duda que asalta a los alcaldes afectados es cuánto ingresarán sus municipios cuando llamen a las grúas.

Más urbanizaciones que se traducirán en más habitantes que necesitarán de nuevos servicios y equipamientos. Es el disparatado bucle en el que vive Mallorca, un filón a punto de agotarse.

Las cifras marean: las 112.620 viviendas que podrían construirse en ese suelo urbano tienen una capacidad para albergar a 284.269 nuevos habitantes. ¿Un colapso? No, un gran negocio para quienes siempre han manejado los hilos de esta Comunidad.

Dar todo el poder de decisión a los municipios es como participar en una partida donde las cartas están marcadas para que (casi) siempre gane el constructor. Verterán toneladas de cemento -en nombre del progreso, claro- y nacerá un Petit Palma, un Petit Sineu, un Petit Escorca y un Petit Alcúdia para que ningún alemán se quede sin techo.

Por supuesto los ayuntamientos administrarán diligentemente los impuestos recaudados y podrán pagar a artistas en ascenso como Marta Sánchez para celebrar unas verbenas que serán la envidia del pueblo vecino.

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