Durante este año la construcción de nuevas viviendas, especialmente plurifamiliares, va a mostrar un apreciable crecimiento en Baleares, pero la mala noticia es que se va a tratar de un producto dirigido a clientes de alto poder adquisitivo, según ha lamentado hoy el presidente de la asociación que agrupa a este sector en las islas, Eduardo López. Eso implica que las clases medias y medias-bajas del archipiélago van a tener que seguir enfrentándose a serios problemas para acceder a una residencia.

La patronal balear de constructores, que hoy celebra su asamblea anual, ha presentado el informe de inversión en el sector durante 2017. Los datos son buenos, según se reconoce, pero con matices: el pasado ejercicio se cerró con una inversión privada y pública que alcanzó un importe de 1.729 millones de euros, lo que supone un incremento del 17% respecto a 2016. Pese a ello, las cifras del sector todavía no alcanzan los niveles de 2002, cuando se alcanzaron los 1.820 millones de euros, y Eduardo López recuerda que este último ejercicio todavía no formaba parte de lo que se dio en llamar 'años de la burbuja inmobiliaria'.

La inversión privada alcanzó en 2017 un valor de 1.365 millones de euros en el conjunto de Baleares, con un alza del 24,5% respecto a 2016. La partida más importante corresponde a la edificación de viviendas, con 899 millones de euros y un aumento del 32,9%, sustentando en gran medida en la promoción de inmuebles unifamiliares pero con los plurifamiliares ya en clara evolución al alza. Eso sí, con un producto mayoritariamente dirigido a un cliente de alta capacidad económica, según se ha insistido. Prueba de ello es que las viviendas de protección oficial son casi inexistentes.

La inversión turística, como la que se dirige a la reforma de hoteles, alcanzó los 335 millones de euros en el archipiélago, con una subida del 5,6%, aunque ya con los primeros síntomas de debilitamiento, al mostrar una bajada en Ibiza y Formentera.

También la inversión en instalaciones industriales y comerciales mejora, con un crecimiento del 55,6% hasta alcanzar los 85 millones de euros, aunque se pone de relieve que las cifras de 2016 fueron extraordinariamente bajas.

Por lo que respecta a la inversión pública en las islas, el pasado año alcanzó un valor de 364 millones de euros, con una bajada del 2,5%. Solo crece en el caso de las Administraciones locales (sube un 61%), pero desciende en la que realiza el Estado (un 32,7%) y en la autonómica (baja un 43,2%).

Las previsiones para 2018 apuntan a que se seguirá creciendo por la inercia alcanzada. Así, se espera que se incremente la inversión en vivienda, especialmente en el caso de la plurifamiliar, pero sin que su precio pase a ser asumible para la mayoría de los ciudadanos, que seguirán padeciendo problemas para poder acceder a una residencia.

En el caso de la inversión turística, se espera que 2018 mantenga un buen volumen en esta materia, pero con tendencia ya a debilitarse.

Finalmente, se pronostica un crecimiento de la inversión pública debido a que se acercan las elecciones autonómicas y locales. En este sentido, Eduardo López ha ironizado respecto a que al sector le iría bien "que hubiera elecciones cada año".

Por otro lado, se lamentó la inestabilidad que las decisiones políticas están generando en el sector, con la aprobación de moratorias en diferentes ámbitos, o los retrasos que se producen en la concesión de licencias.