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Educación

Las voces del abandono escolar

Expertos ven importante la perseverancia de las familias para que sus hijos sigan estudiando, pero con un enfoque adecuado

Las jornadas ´Cap a un consens necessari´ arrancaron ayer en el Parlament. g.bosch

Óscar tenía un obstáculo que podía frustrar su trayectoria escolar: un trastorno de déficit de atención e hiperactividad. "Es un niño muy movido". Este diagnóstico no tiene por qué ser un condicionante de fracaso escolar, pero parecía que lo iba a ser porque en su colegio, un concertado de Palma, no supieron darle respuesta: "Lo sentaron en primera fila y ya está".

Fue nadar a contracorriente pero Óscar salió adelante: completó su formación obligatoria, estudió FP y ahora, con 20 años, trabaja de lo que siempre le ha gustado.

Podría haber sido un caso más de abandono escolar, de ese 26,5% de jóvenes que en Balears dejan los estudios antes de tiempo. ¿Por qué no lo fue? Porque también tuvo elementos que jugaron a su favor: la perseverancia de su madre, la dedicación y comprensión de una profesora, y una vocación muy clara desde que era muy pequeño.

"Desde los ocho años sabía que quería ser chapista, ¿pero cómo mantenerlo en el colegio hasta los 16 años? Si no te gusta estudiar y encima tienes este trastorno es muy complicado".

Así lo explicó ayer su madre, Magdalena Martínez, en la mesa redonda que dio arranque a unas jornadas contra el abandono escolar celebradas en el Parlament, bajo la organización de la Xarxa per l'Inclusió Social-EAPN, Cooperativa Jovent y el grupo de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB.

Magdalena veía que si Óscar seguía en ese colegio sería "un abandono escolar seguro" y en 1º de ESO lo cambió al IES de Marratxí, donde encontró a la profesora que entendió que requería otro tipo de atención. Empezó un programa de cualificación inicial enfocado a la chapistería y sacó un 8 el primer año ("Estaba motivado"). De ahí fue directo a una FP de grado medio. Durante las prácticas, en Mercedes, el jefe ya quería que se quedara trabajando. Su madre se opuso: "Que no se lo diga, que tiene que seguir estudiando".

Así, Óscar concluyó su ciclo de chapa y pintura y fue contratado por Renault, donde había hecho su segundo turno de prácticas y donde hoy, dos años después, sigue trabajando: "Y está encantado".

El título de la mesa redonda era El valor de la persistencia. Pero, ¿puede tener la persistencia familiar un efecto rebote? Fue Sandra Fernández, exconsellera del PP, quien lanzó la pregunta.

Las jornadas de ayer buscaban un espíritu de consenso ante el abandono y por eso cada acto fue presentado por un representante de cada grupo parlamentario.

Además de presentar, Fernández expuso un caso muy cercano: el de su hermano, que "repitió todo lo que se podía repetir" y no concluyó la ESO. Intentó otros itinerarios, pero sin éxito. Sus padres le insistían, pero eso solo le generaba más agobio y rechazo.

Cuando tenía 23 años, sus padres dejaron de insistir. Y dos años después, la sorpresa: se apuntó a la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 y aprobó. Hoy da rienda suelta a su capacidad artística en el terreno audiovisual: "Ha encontrado su camino".

De ahí la pregunta: ¿Puede ser contraproducente una excesiva insistencia de las familias? Luis Aranguren, de la Fundación Tomillo, respondió: "Hace falta, es necesario que sepa que sus padres le apoyan, pero la persistencia se ha de enfocar en lo que es el chaval y en lo que le gusta", apuntó. Recomendó no presionar para que el niño cumpla sus expectativas como padres sino para que él "se desarrolle como quiera".

Iñaki Monge, director del Centro de Formación del Profesorado de Eivissa, asumió que los docentes deben plantearse qué pueden hacer ante este problema "complejo". Enumeró distintas medidas que podrían mejorar la situación (de metodológicas, a formativas, de currículum y de presupuesto) e instó a "no tirar la toalla con ningún alumno".

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