El fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán afirmó ayer, en su informe final de un juicio contra un joven rumano acusado de dar una paliza, en junio del año pasado, al testigo protegido 29 (un antiguo camarero de la discoteca de Bartolomé Cursach Tito's) que investigadores y testigos sufren un continuo acoso y permanentes amenazas. Subirán reclamó 4,5 años de cárcel para el acusado, mientras que el letrado defensor José Ignacio Herrero solicitó la libre absolución y alegó que se han vulnerado los derechos fundamentales de su cliente durante la instrucción de esa causa.

La tercera sesión de esta vista oral congregó ayer, al igual que las dos primeras, a numerosos abogados y periodistas. Los letrados estaban expectantes por oír los alegatos finales del fiscal Subirán y de Herrero, que se ha volcado en cuerpo y alma en este caso y que sostuvo con pasión la inocencia de su representado.

Subirán también hizo un informe contundente, dada que en esta vista se juega, en cierta medida la credibilidad del excamarero de Tito's y de los investigadores del caso Cursach que han apoyado su versión, frente a las tesis de algunos abogados sobre que muchos, o casi todos, los testigos protegidos mienten y de que en la instrucción se han vulnerado derechos de defensa.

Lesiones psíquicas

Subirán imputa al rumano un delito continuado contra la administración de Justicia, por acosar a la víctima a lo largo de varios días, y otro de lesiones físicas y psicológicas al testigo, que lleva meses en tratamiento psiquiátrico por ansiedad y miedos y sufrió una fractura de hombro.

La defensa sostiene que el declarante 29 se inventó la agresión y acusó al joven rumano como venganza y animadversión hacia la hermana de éste. Subirán, por el contrario, afirmó que el ataque existió y que una segunda persona, una mujer que compartía casa con el agredido, ha reconocido al acusado como una de las dos personas que merodeaban por la casa de la víctima.

Según la acusación pública, el antiguo camarero fue golpeado para que dejara de incriminar a otro rumano en la presunta trama de corrupción y cesara de colaborar con los investigadores. Subirán añadió que esas presiones, amenazas y ataques las han sufrido otros testigos, el juez, el fiscal y los agentes del Grupo de Blanqueo de Capitales.

¿Los testigos mienten?

Herrero ha aportado a la vista oral el testimonio de varios allegados al acusado, entre ellos sus hermanos, que han facilitado una coartada para el joven: estaban todos en la noche de autos en la casa que compartían.

Sin embargo, Subirán mantuvo ayer que estos testigos mienten, que han incurrido en múltiples contradicciones y que un informe policial sobre la geolocalización de sus teléfonos móviles desmontan la coartada.

Herrero, por su parte, da plena credibilidad a esos testigos. El letrado también alegó que en esta instrucción se han vulnerado derechos fundamentales al denegar pruebas de descargo por parte del juez Penalva.