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Opinión

Que feliciten a María Salom

Que feliciten a María Salom

El siempre impávido Consejo General del Poder Judicial se horroriza por la convocatoria de una manifestación "ante las sedes judiciales para reivindicar la detención e inhabilitación de un juez". Algo es algo, pero este órgano político pasa de largo sobre la "petición" dirigida a la "Delegación del Gobierno", porque con el PP hemos topado.

Dado que una recriminación resulta inverosímil, el Consejo debería haber incluido una cálida felicitación a María Salom, que dejó pasar el aquelarre porque sabía perfectamente a quién estaba favoreciendo. Verbigracia, ¿autorizaría la delegada un acto público que demandara "la detención e inhabilitación" de algún juez de Puigdemont y compañía?, ¿y una concentración para pedir "la detención e inhabilitación" de la delegada?

Un peldaño más arriba de la Delegación no interpelada por el Consejo, el ministro Zoido interrumpe su agenda y sobre todo su aperitivo para anunciar la captura de un tuitero adolescente. Sin embargo, no dedica ni una línea a la aquiescencia del Gobierno con manifestaciones en pro de la "detención e inhabilitación" de jueces. De hecho, un rapero que regurgitara una canción con dicho estribillo sería condenado a tres años de cárcel por la Audiencia Nacional.

En cambio, es superfluo el "traslado" del amparo del Consejo al Colegio de Abogados. El decano de esta entidad no ha mostrado una aversión especial a la petición indiscriminada de cárcel para los jueces, que apenas si ha tildado con emoción de heterodoxa. Si un cliente tiene la influencia suficiente, por qué no habría de exigir la prisión para el funcionario insolente que se atreve a investigarle.

Llegamos así al protagonista principal de la disputa. Tolo Cursach lleva un año en la cárcel, y desde la celda puede felicitar a sus carísimos estrategas. Su abogado ha obedecido con fidelidad sus instintos, los de ambos. Ahora bien, se ha agitado al precio de convertirse en un caso estatal, y de complicarse notablemente la peripecia judicial salvo que obtenga una recusación que obture el caso.

Cursach no es todopoderoso por lo que tiene, sino por lo que sabe. El empresario acumula un conocimiento enciclopédico de la Mallorca contemporánea. Una vez atrapado, sorprende que su indiscutible capacidad de negociación haya sucumbido a la rienda suelta de los instintos. Ha preferido desquitarse.

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