Las asociaciones ALCER, que representa a los enfermos renales y trasplantados de Baleares (que cuenta con más de 700 socios) y ADIBA, la asociación balear de personas con diabetes (más de 1.000 asociados), han hecho público un comunicado "para manifestar que todos nuestros socios (que no olvidemos padecen enfermedades crónicas) están muy preocupados y muy alarmados ante la imposición de la acreditación lingüística como requisito en la sanidad" pública balear.

La presidenta de estas dos asociaciones, Manuela de la Vega, subraya que "ninguno de mis 1.700 asociados se ha quejado nunca" por no haber sido atendidos en catalán y, tras subrayar que no quiere que sus pacientes tengan una atención más precaria, proclama que "queremos que vengan los mejores médicos, no solo los que sepan catalán".

Tras avisar de que la plantilla de nefrólogos precisa de profesionales por el sustancial incremento de los trasplantes renales, una captación que podría verse entorpecida por este requisito idiomático, De la Vega sugiere que el Servei de Salut disponga de traductores que medien entre los facultativos castellanoparlantes y los usuarios que deseen ser atendidos en catalán, como se hace actualmente con pacientes de otras nacionalidades.

Cosa de política

"En esta comunidad hay muchos donantes de órganos extranjeros que precisan de este servicio de traducción", recuerda la presicenta de ALCER y ADIBA antes de volver a reiterar que "ningún paciente de mis asociaciones se ha quejado nunca por la lengua en la que ha sido atendido, esto es tan solo una cosa de política", interpreta.

La presidenta de los enfermos renales y diabéticos recuerda que hace años enviaban los comunicados de estas dos asociaciones únicamente en castellano y que la queja de una de sus socios les obligó a replantearse su forma de actuar.

"Lo hacíamos así porque muchos de estas comunicaciones nos llegaban de la península y estaban redactadas únicamente en castellano y nos limitábamos a reenviarlas a nuestros asociados. Pero desde la queja, hemos cambiado y ahora enviamos nuestros comunicados en las dos lenguas cooficiales de esta comunidad", diferencia.

"Tengo mucho respeto por el catalán, no en vano estoy trasplantada de una persona catalana", revela De la Vega, "pero considero que debería ser un mérito y no un requisito para trabajar en la sanidad pública de las islas. Además, si un paciente no está conforme sobre el trato que recibe de su médico, siempre tiene la posibilidad de cambiar", concluye.