El magistrado de la sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia Miguel Ángel Aguiló Monjó ha fallecido en Palma, en la madrugada de hoy y a los 65 años de edad. Aguiló Monjo trabajó normalmente el martes en su despacho del TSJB y su fallecimiento ha causado estupor y conmoción en la judicatura insular.

Aguiló Monjo era un juez muy querido por los operadores judiciales y sus resoluciones siempre eran alabadas por su precisión y brillantez jurídicas.

El jurista empezó su carrera profesional en Inca en el año 1978, como secretario del juzgado de distrito de esa ciudad. En 1979 tomó posesión de una plaza de juez en un juzgado mixto de Manacor y entre 1981 y 1984 estuvo destinado en dos juzgados de instrucción de Palma. En 1985 ocupó una plaza en la mítica sección primera de la Audiencia de Palma, presidida por el también añorado Guillermo Vidal. Aquella sala fue pionera en calificar legalmente al éxtasis, cuyas primeras incautaciones en España se habían producido en Eivissa, de droga dura, que causa un serio daño para la salud de los consumidores. La sección primera en esos años era alabada por su calidad en las sentencias y su afán de aproximar la Justicia al justiciable.

Aguiló Monjo cambió de jurisdicción en 1994 y pasó a presidir la sección cuarta de la Audiencia de Palma, que durante años casi monopolizó las apelaciones de Balears en asuntos civiles. El fallecido resolvió asuntos civiles de distinto calado entre 1994 y 2014, cuando pasó a formar parte de la sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia en sustitución de Javier Muñoz, que hubo de retirarse por enfermedad.

Una de sus últimas, y muy comentadas, resoluciones ha sido el auto desestimando la querella contra el magistrado instructor del caso Cursach, Manuel Penalva. En ese auto el TSJB ha rechazado que existan indicios delictivos en la conducta de Penalva y ha censurado, no sin ironía, algunos de los argumentos y estratagemas procesales de los querellantes, dos abogados palmesanos.

El magistrado era hermano de Pedro Aguiló Monjo, que durante años fue jefe de los servicios jurídicos del Govern. El desaparecido jurista estaba muy vinculado a Santa Margalida, donde tenía buenos amigos. Estaba casado, tenía dos hijos y varios nietos.

La Sala de Gobierno del TSJB ha acordado dejar constancia de su pesar por el repentino fallecimiento y ha alabado los méritos profesionales y humanos de Miguel Ángel Aguiló Monjo.