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Análisis

Equilibrios para contentar a todos

Evitar el descontento. Esta parece la intención última del Plan de Intervención de Ámbitos Turísticos (PIAT) que está cocinando el Consell con el fin de arbitrar y poner orden y criterio en el alquiler vacacional. Solo desde esta perspectiva se puede albergar la ironía de prohibir el arrendamiento turístico en los polígonos industriales en una isla en la que existe la tentación de alquilar hasta la sombra de los árboles.

El avance del PIAT tiene también mucho de salomónico y poco de valiente desde el momento en que se decide a contemplar, solo con restricciones de calendario, la acogida de visitantes en domicilios particulares de las zonas más saturadas del litoral mallorquín como las de Calvià y Llucmajor.

Palma se deja como mundo aparte porque en ella el alquiler turístico va por barrios. Los núcleos de interior más saturados tienen tratamiento a medida y en las grandes zonas rústicas y los pueblos del interior se establece algo parecido a la barra libre, posibilidad por igual de alquilar en viviendas individuales y plurifamiliares. Mercedes Garrido lo unifica todo bajo la denominación de "economía colaborativa" y previene ante la posible desembocadura en un "parque temático". Mucho nos tememos que, con las medidas que propone, no pueda evitar esta última realidad.

Por supuesto, quedan vetados los arrendamientos en las áreas naturales protegidas. Algo simbólico debe quedar para mostrar en la isla metropolitana del alquiler turístico.

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