El juzgado de instrucción 8 de Palma ha condenado, en una sentencia de conformidad, a un total de 20 meses de cárcel al ginecólogo mallorquín E.R.K. por cortar los labios vaginales a una joven a la que simplemente tenía que haber extirpado un quiste de los ovarios. La paciente, representada por el letrado Antoni Martínez, ha recibido una indemnización de 125.000 euros por los daños y secuelas sufridas.

El fallo, que se ha dictado sin que se hubiera celebrado un juicio en un juzgado de lo penal, declara al ginecólogo autor de un delito de lesiones imprudentes y de falsedad documental, por haber manipulado el historial médico de la mujer para camuflar la imprudencia profesional.

Por el primer delito se le ha impuesto 12 meses de prisión y un tiempo similar de inhabilitación para el ejercicio de su especialidad en ginecología. La pena por la falsedad ha sido de 8 meses de prisión y multa de 1.080 euros.

Labios extirpados

Los hechos empezaron a principios del 2016 cuando la víctima acudió a la consulta del ginecólogo a través de su seguro médico. La mujer se quejó de molestias en su vagina y el médico descubrió que tenía un quiste del tamaño de una pelota de tenis y recomendó su extirpación.

La operación se programó para el 10 de febrero siguiente en una clínica privada de Palma, que ha sido exculpada. Según el médico denunciado, la intervención iba a durar una media hora.

La paciente ingresó en la clínica, pero la intervención se prolongó unas dos horas, en vez del tiempo previsto. Luego le dieron el alta y, tras pasar por una farmacia, regresó a su domicilio. Una vez en su hogar, la joven se miró la herida y comprobó que sus labios vaginales habían desaparecido, mientras que el quiste seguía en su sitio.

La paciente volvió al centro hospitalario, pero en la consulta del ginecólogo le dijeron que éste ya se había ido. La joven fue atendida en urgencias, donde le confirmaron que la intervención programada era para quitarle el quiste que no fue extirpado.

La mujer, angustiada, decidió acudir esa misma tarde al juzgado de guardia. Allí relató lo ocurrido y denunció al ginecólogo y a la clínica por presunta negligencia médica. La mujer fue examinada por un forense y manifestó su deseo de que le fueran reconstruidos los labios vaginales.

El ginecólogo se acogió inicialmente a su derecho a no declarar cuando fue imputado, pero finalmente ha sellado un pacto de conformidad sin la celebración de la vista oral.