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La red en los centros educativos

Internet, la ciudad invisible

Un programa de la conselleria de Cultura forma a alumnos para que sean los referentes digitales de sus compañeros

El uso y abuso de los teléfonos móviles en las aulas es uno de los problemas que han tenido que afrontar los mediadores de internet en los colegios. Reuters

"Internet es la ciudad más grande del mundo, pero es una ciudad invisible". La responsable del proyecto Vida Digital del Institut Balear de la Joventut (IbJove), Ajo Monzó, describe Internet como una ampliación de las posibilidades de las personas, sobre todo en cuestiones de comunicación.

"El problema de Internet es que ha cambiado radicalmente nuestro mundo", apunta Monzó. Según ella, aún no se conoce del todo cómo funciona este nuevo mundo y no lo sabemos gestionar. "No detectamos el peligro, porque es algo que se detecta muy físicamente; tampoco detectamos las mentiras y perdemos la privacidad, algo que va muy relacionado con la seguridad". La responsable de Vida Digital asegura que el peor mal de Internet es el desconocimiento.

El mal uso que se puede hacer de Internet se agrava cuando se relaciona con adolescentes o jóvenes, nacidos casi "con el móvil en la mano" pero "huérfanos de conocimiento sobre esto", pues, según Ajo, nadie les ha explicado cómo moverse con seguridad dentro de esta ciudad invisible, este "nuevo mundo salvaje".

Fue a raíz de reflexionar sobre este tema que surgió la idea de crear un nuevo programa para los institutos, impulsado por la Conselleria de Cultura, Participación y Deporte, el eje del cual se basa en la formación de alumnos voluntarios para que formen a sus compañeros y sean sus referentes en cuestiones de la red. Estos alumnos "referentes" se llaman cibermentores. Se trata de "aprender participando", apunta Monzó, y que sean mediaciones y formaciones "de igual a igual, para extender los buenos hábitos en Internet y las redes sociales".

Los cibermentores

El programa puso en marcha su versión piloto durante el curso 2016/2017, pero este 2017/2018 ya se ha "oficializado". De momento, son ? ?cinco los centros educativos que trabajan con cibermentores: el IES? ? Porto? ? Cristo,? el IES? ? Can? ? Peu? ? Blanc (sa Pobla),? ? el Col·legi? ? Frai? ? Joan? ? Ballester? ? (Campos),? ?el IES? ? Llucmajor y el IES? ? Josep? ? Maria? ? Llompart (Palma). "Es importante que vayamos poco a poco para ver cómo funciona el programa. Su flexibilidad permite que lo adaptemos a las necesidades de los centros", explica Ajo Monzó, quien también subraya que son 65 los alumnos que se han ofrecido a ser cibermentores en las Balears.

Los 65 voluntarios recibieron una formación por parte de IbJove, durante dos días, en la Trobada de Cibermentors que se organizó a finales de octubre por parte de la conselleria de Cultura y la de Educación y Universidad. Según estas dos conselleries, la finalidad del programa es crear una red de cibermentores en las islas, y dotarlos de técnicas de difusión de la información sobre la seguridad en Internet. Estos alumnos son de segundo ciclo de la ESO y se encargan de dar información y ayudar a reflexionar a los alumnos de primer ciclo de la ESO de sus centros.

El instituto de sa Pobla, Can Peu Blanc, tiene 17 cibermentores. Maria Magdalena Soler, profesora de inglés del centro e integrante de la Comisión de Convivencia del IES Can Peu Blanc, que se encarga de organizar y guiar a los alumnos voluntarios, entre los cuales hay dinamizadores, mediadores y cibermentores, explica que si los cibermentores detectan alguna actitud agresiva de parte de algún alumno (o no), como comentarios hechos con el objetivo de ridiculizar, o insultos, pueden actuar. Una manera de hacerlo es avisar a la persona que "ha actuado mal" en las redes de que está haciendo un mal uso de estas o de que puede estar dañando o ofendiendo a otra persona. Otra manera de actuar es avisar al profesorado del centro para que se haga cargo del conflicto, si este es muy grave.

El profesorado que integra la Comisión de Convivencia de Can Peu Blanc (Ana Susilla, Margalida Canyelles , Miquel Segura, Pep Garau y Magdalena Soler) considera que estas figuras son muy importantes porque los alumnos pueden realizar "tutorías con iguales". Margalida Canyelles señala que muchas veces los profesores son vistos como personas lejanas por gran parte del alumnado del instituto. Es por eso que es tan importante, aseguran, que sean los mismos alumnos que se impliquen en definir la importancia del buen uso de internet y las redes sociales, así como encargarse de la sensibilización y concienciación de sus riesgos a partir de talleres que realizan en el centro con el apoyo de alguien de IbJove.

La directora de Can Peu Blanc, Pilar Molías, destaca que el instituto ya lleva seis años de formación de alumnos y parte del profesorado en mediación. "Se trata de entender que resolver un conflicto no requiere una batalla de reproches, sino de encontrar la solución a partir del entendimiento de las necesidades del otro", explica Molías. El hecho de tener una base consolidada en mediación fue uno de los motivos clave para participar en el programa piloto de los cibermentores durante el curso pasado. Molías aclara que también lo vieron adecuado porque los problemas que tenían los alumnos en las redes sociales entre ellos repercutían en la convivencia del centro.

Otras alternativas

Este programa es una vía por la que enseñar y fomentar las buenas prácticas en internet, sobre todo en ámbitos como la seguridad o la privacidad. No obstante, los centros educativos que aún no participan de él, tienen otras alternativas para conscienciar sobre el uso de internet y las redes.

El Institut Arxiduc Lluís Salvador (Palma), desde hace tres años, está dentro del Programa de Centros Educativos Promotores de la Salud, que abarca diferentes temas, como la salud emocional o los riesgos de las drogas, pero también incluye el buen uso de las redes sociales. Con este programa mantienen un contacto continuo con la Policía Local, la Policía Nacional y el PAC de Sa Graduada, que periódicamente van al instituto a dar charlas sobre estos temas. Lo explican la jefa de estudios del IES, Aina Rotger, y la orientadora del centro, Ana del Río.

De las charlas que reciben los alumnos sobre las redes sociales se encarga la Policía Nacional. Estas se hacen cada dos o tres años, para que los alumnos de la clase no tengan la sensación de que cada año "les están diciendo lo mismo". Rotger explica que esto suele hacerse durante "las horas de tutoría para no distorsionar el horario". "El año pasado lo enfocamos tanto a alumnos como a padres, en una reunión por la tarde, para que vean cual es el trabajo que hacemos y que sean también conscientes de lo que conlleva estar presente en las redes o de los conflictos que puede haber si no se utilizan bien", añade la jefa de estudios.

Aunque aseguran que en su centro no tienen muchos casos de problemas con las redes sociales, afirman que los que hay "ya son suficientes". Es por eso que se "prohibió" utilizar el móvil en el instituto. "De esta manera evitamos que se grabe al profesorado o al alumnado dentro de las aulas", justifica Aina Rotger, quien asegura que han tenido algún caso de estas características.

¿Adicciones?

La coordinadora autonómica del Pla d'Addiccions i Drogodependències de les Illes Balears (PADIB) explica que la detección de un aumento "considerable" de casos de gente joven con problemas de adicción a las nuevas tecnologías entre los años 2014 y 2016, les motivó para realizar el pasado 16 y 17 de noviembre unas jornadas sobre los riesgos asociados a las tecnologías digitales.

Algunos de los datos que se dieron a conocer en el encuentro de profesionales, que tuvo lugar en el Hospital Son Llàtzer, fueron el número de jóvenes menores de 21 años atendidos durante el 2016 por la Unidad de Conductas Adictivas para jóvenes (UCA Jove) en relación a adicciones o problemas con las nuevas tecnologías. Según Bibiloni, un total de 95 jóvenes fueron atendidos en 2016 con problemas de esta índole. De estos, nueve correspondían al "juego patológico" -trastorno marcado por la pérdida de control sobre el juego, en el que este deja de ser entretenimiento para ser una necesidad-; otros 71 fueron atendidos por adicción a internet en general, desde redes sociales pasando por páginas de cyberbullying; y los 15 restantes, por problemas de "enganche" al móvil.

No obstante, la opinión de Ajo Monzó es muy distinta en cuanto al tema de las adicciones, ya que a ella, subraya, le gusta hablar en positivo de este tema. "En el año 1996, seis meses después de que llegara el internet a los pueblos de Mallorca, ya se hablaba de la adicción a internet. A mi no me gusta hablar de adicción a Internet o a las redes, porque el problema que hay es que simplemente no sabemos gestionar el tiempo que pasamos delante de las pantallas. El cambio ha sido tan grande que necesitamos reflexionar sobre él y elaborar una normas. Hablar de adicciones hace que nos desviemos del camino". Monzó cree que la clave es educar en el buen uso de las redes y las herramientas de Internet, porque bien utilizado es útil y "es prosperidad". Los cibermentores, de alguna manera, tienen que ayudar a hacer reflexionar a sus compañeros sobre su manera de utilizar la red y de las consecuencias que pueden tener según qué actitudes.

Está claro que el presente carece de normas, escritas o no, sobre cómo actuar con los alicientes del nuevo mundo, ya inherentes a casi toda la humanidad.

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