Los datos facilitados por la conselleria de Salud sobre el deficiente estado de la restauración mallorquina no hacen más que confirmar la necesidad de que los negocios que hacen las cosas bien sean identificados, según subraya el presidente de la asociación que representa a este sector empresarial en la isla, Alfonso Robledo, lo que además le lleva a criticar que el Govern acumule ya más de dos años de retraso en la creación de la categoría Gold, prevista en la ley turística que diseñó el anterior Ejecutivo autonómico del PP.

El pacto alcanzado a finales de la pasada legislatura e incorporado a la citada normativa contemplaba la concesión de la citada categoría Gold a aquellos bares, restaurantes, cafeterías y similares que, con la colaboración de la Cámara de Comercio, demuestren el cumplimiento de unos requisitos mínimos, como el buen estado del establecimiento, su limpieza o el ofrecer una carta en varios idiomas. El objetivo era precisamente diferenciar a aquellos establecimientos cuya oferta fuera de calidad, algo que podría utilizarse incluso e el ámbito de la promoción turística.

Según Robledo, esta idea ha contado también desde el primer momento con el respaldo del actual Govern de Francina Armengol, y el nuevo equipo de la conselleria de Turismo ha expresado su intención de seguir adelante con la idea. El problema, según el presidente de la patronal de restauración, es que el sector lleva ya más de dos años escuchando buenas palabras pero sin que esta iniciativa consiga ver la luz, a diferencia de lo que ha sucedido con los coches de alquiler que ya han desarrollado una idea similar.

Alfonso Robledo lamenta esta demora y asegura que la idea incluso ha despertado el interés de otras comunidades autónomas, que han señalado estar a la espera de comprobar su funcionamiento en Balears, e incluso de otros sectores vinculados al turismo.

Porque hay un aspecto en el que el presidente de la citada patronal coincide con la jefa del servicio de Seguridad Alimentaria, Margalida Buades: la restauración se ha convertido en un sector refugio para salir de la crisis en el que han entrado muchas personas sin la formación adecuada para gestionar este tipo de establecimientos.

Sector sobredimensionado

Robledo insiste en que uno de los problemas de su sector está siendo su excesivo crecimiento, ayudado porque los propietarios de locales prefieren actualmente alquilarlos para su uso como restaurante o bar antes que como comercio.

Los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social confirman esta expansión. Durante el pasado verano se contabilizaron en Balears más de 7.800 negocios de comidas y bebidas dados de alta, cuando en 2009 no se alcanzaron los 6.900. Hay que tener en cuenta que Balears ha sido la primera autonomía en superar los niveles de empleo previos a la crisis, y lo ha hecho sustentándose en los sectores más vinculados a la actividad turística, un reflejo del impulso que en este ámbito se da también en la generación de nuevas empresas.

El problema no se limita a la entrada en esta actividad de muchas personas bien intencionadas aunque poco profesionales que han optado por abrir un negocio de restauración, según pone de relieve, sino que se agrava por la presencia de individuos que abren un local solo durante los meses de la temporada alta para cerrarlo en cuanto acaba el verano y desaparecer, con actuaciones poco profesionales durante las semanas que permanece activo. Al respecto, esta patronal lleva tiempo denunciando la apertura de locales que ni siquiera dan de alta a sus trabajadores y a los que acusan de competencia desleal.

Es esta consideración de que la restauración mallorquina padece de un exceso de establecimientos (representantes del comercio tradicional también apuntan ese mismo problema) lo que lleva a Alfonso Robledo a reclamar algún tipo de medida cautelar para frenar este proceso de expansión, y recuerda las moratorias que se han aplicado en el sector comercial (ahora mismo hay una en vigor) y el límite de plazas en el hotelero.