Los dos abogados denunciaron que el juez Penalva habría aceptado la agenda del prostíbulo como prueba, a pesar de que sabía que no era cierta. Sin embargo, el TSJB interpreta los hechos de forma distinta y justifica que el juez instructor pueda estar convencido de la autenticidad de dicha prueba. Recuerda que la validez de este documento será aceptado o rechazado en el juicio que se celebre por el caso Cursach. El tribunal, sin embargo, se muestra sorprendido por la familiaridad que muestra el juez con ciertos testigos, pero en ningún caso se ha demostrado que hubiera manipulado o inducido a estas personas para que declararan en un sentido o en otro.

También se ha valorado por el TSJB la grabación en la que, según los abogados, como muestra de la manipulación el fiscal habría indicado a un testigo a las policías que debía señalar. El tribunal llega a la conclusión de que dicha manipulación nunca ha existido.