Hace unos dos mil años que llegaron las primeras serpientes a Mallorca, las de garriga y las de agua. Estos ejemplares son pequeños, no miden nunca más de un metro, y ahora, después de tanto tiempo, ya forman parte del ecosistema.

Dos mil años después, exactamente en 2003, se detecta y registra en Cala Rajada la presencia de un nuevo tipo de ofidio. Más grande que los de siempre. Era una culebra. La primera de tantas que estarían por llegar y a las que, según dicen los expertos, ya nos podemos ir acostumbrando.

¿Cómo aterrizan en la isla estos reptiles? En olivo. La moda de importar olivos andaluces para decorar fincas ha tenido una consecuencia inesperada: la aparición de dos nuevas especies de serpientes en Balears, la culebra de herradura y la culebra de escalera, que viajan como polizontes junto a las raíces de los olivos milenarios. En Eivissa y Formentera la situación se considera especialmente grave por la elevada cantidad de ejemplares que se capturan y porque allí sí son consideradas especies invasoras, ya que ponen en peligro a una especie endémica: las lagartijas.

En Mallorca no quedan lagartijas, y por eso la conselleria de Medio Ambiente la cataloga como una especie exótica (ya que no es de aquí), pero no invasora.

En 2016 ayuntamientos y asociaciones de cazadores llamaron a la puerta del Consorcio para la Recuperación de la Fauna en Balears (COFIB) alertando de que cada vez encontraban más ejemplares. Desde el Govern se encargó el control a una empresa, Foa Ambiental. Entre la empresa y los miembros de la Asocación Balear de Entidades de Caza (ABEC), que colaboran con el proyecto de forma interesada, se distribuyeron por la isla y se coordinó la revisión periódica de más de 230 jaulas.

La ‘operación culebra’ ha creado un círculo de colaboración, con la rama institucional, la de la colaboración ciudadana, la rama social y la científica.

Protección de Especies diseñó una jaula especial (las instrucciones están en su web, para que cualquiera las pueda confeccionar, como quien monta un mueble de Ikea) y su construcción se encargó a Aproscom, la entidad de Manacor que atiende a personas con discapacidad intelectual.

Dada su efectividad, el Govern la ha mostrado en el ministerio de Medio Ambiente y la ha puesto de ejemplo a seguir para Canarias en el marco de la Estrategia Especial para el Control de Serpientes en Territorios Insulares.

Hace unas semanas, el responsable de Protección de Especies de la Conselleria, Jorge Moreno, recibió los primeros datos del estudio: de marzo a septiembre de 2017 se capturaron un total de 155 serpientes (el 90% de herradura y el 10% de escalera).

¿Es mucho? ¿Es poco? Depende de quién valore los datos y de si nos comparamos con las otras islas. Comparado con Formentera, es poco: en un año allí se han capturado más de mil ejemplares. Pero es que solo en la zona de la Mola de la pitiusa menor se instalaron 200 jaulas mientras que en Mallorca se repartieron 230 jaulas en total (y no en todos los municipios).

Moreno ve confirmado que el problema en Mallorca “no es tan grave”, aunque razona que habrá que hacerse a la idea de que de tanto en cuanto puedes encontrarte una culebra en el campo mallorquín, ya que parece que se han adaptado bien a un clima benigno y a la falta de grandes depredadores. La buena noticia es, como subraya para no causar alarmismos, que no suponen un peligro para el ser humano, más allá de un posible (aunque no muy usual) mordisco si se siente atacada; similar al que podría hacer un gato.

Para el técnico de Medio Ambiente, la clave está en el rendimiento de las jaulas: cuántas serpientes caen de media si las dejas 24 horas con el cebo (un ratón). Y la densidad promedio de las jaulas colocadas en Mallorca ha sido muy baja, del 0,004: “En Eivissa y Formentera la densidad es siete veces mayor”. Por eso, Moreno no cree que la situación sea preocupante.

Los que están a pie de calle, a pie de campo más bien, lo ven diferente. Pedro Vanrell, presidente de ABEC y de la asociación de cazadores Sa Guàtlera, cree que las culebras suponen una plaga y una amenaza; sostiene que se debería haber empezado antes a controlar este tema y que ahora, menos de un año después de haber iniciado el proyecto de control y captura de ejemplares en la isla, es demasiado pronto para que Medio Ambiente lo dé por cerrado: “Nosotros continuaremos”.

Vanrell ha visto culebras de dos metros, ha retirado jaulas con hasta tres serpientes y subraya: “Solo en Maria de la Salut, con 21 jaulas se han capturado 70 serpientes en menos de un año”.

No se creen la cifra oficial

El cazador sostiene que la cifra oficial de especímenes capturados que maneja la Conselleria (155) se queda muy corta y lejos de la realidad. ¿Por qué? Primero, porque no todos los municipios tienen jaulas; y segundo, porque tiene constancia de que hay payeses, cazadores y particulares en general que encuentran muchas serpientes que, sabiendo o no que son culebras de herradura o escalera, las matan y ahí las dejan, sin dar aviso.

Los que sí las declaran, las matan, las meten en el congelador y dan aviso a la Conselleria y a Samuel Pinya, profesor de Ecología de la Universitat al frente de la investigación sobre los ofidios capturados en el archpiélago.

Con estudio se persigue aumentar el conocimiento sobre estos especímenes (conocer su impacto en un territorio insular; recoger muestras para futuros estudios genéticos, biológicos...), y también se consigue un objetivo educativo: más de una veintena de alumnos han podido pasar por este laboratorio y diseccionar ejemplares.

En este laboratorio han recibido y diseccionado un total de 1.412 culebras entre julio de 2016 y junio de 2017. Sus cifras récord: la culebra de herradura de 1,73 metros fue la más larga que estudiaron; y el estómago más lleno tenía en su interior hasta siete lagartijas.

No comen especies cinegéticas

La dieta de las serpientes es uno de los objetos de estudio desde este laboratorio. Y una de las preocupaciones de los cazadores: ¿comen crías de especies cinegéticas?

En principio, señala Pinya, parece que no. Según lo que han encontrado en los estómagos de las serpientes, se alimentan principalmente de roedores, lagartijas, dragons y crías de aves, pero no de las que se cazan. Eso es lo que comen las serpientes, ¿y a ellas, quién se las come?

No tiene muchos depredadores, aunque cuando son pequeñas sí están más expuestas a ser devoradas por gatos, gaviotas o garzas, indica el investigador.

Samuel Pinya valora que este proyecto ha dado una oportunidad muy interesante a muchos estudiantes (a una alumna de 1º, con vocación de herpetóloga, se le saltaron las lágrimas de emoción al descubrir que tendría la opción de diseccionar serpientes), pero cree que es demasiado pronto para concluir y que sería necesario darle continuidad para “valorar la dimensión real del problema en Mallorca”.