El equipo multidisciplinar que realiza los trasplantes renales en Son Espases tiene motivos para estar satisfecho con el trabajo desplegado este año. A falta de algo más de una semana para que acabe este 2017, han trasplantado un total de 70 riñones en otros tantos ciudadanos de las islas pulverizando el récord del año anterior cuando se realizaron 54 intervenciones, un treinta por ciento menos, y mejorando tanto las expectativas vitales como la calidad de vida de los trasplantados.

Aunque no resultaría extraño que se hiciera algún trasplante más en los días que restan para acabar el año, los especialistas se dan por satisfechos con este hito. Julio Velasco, coordinador de trasplantes de Son Espases y jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), revela que en este ejercicio, el mejor desde que se inició el programa de trasplantes en 1989 en Son Dureta, han podido captar a 43 donantes, 32 de ellos en muerte encefálica y 11 donantes en asistolia.

Esta última modalidad de donación, puesta en marcha en Son Espases desde junio de 2016, permite extraer los órganos de personas con daños neurológicos irreversibles e incompatibles con la vida cuando aún no han alcanzado la muerte encefálica sino que basta con que se encuentren en parada cardiorrespiratoria.

Si, por ejemplo, apareciera un nuevo donante esta Nochebuena, un buen número de profesionales sanitarios no la podría celebrar en familia, apunta Pedro Pizà, jefe del servicio de Urología de Son Espases, aludiendo a todas las personas implicadas en este proceso.

"Hay que evaluar al donante, el laboratorio debe realizar analíticas, someterle a un control radiológico, microbiología puede tener que hacer una serología urgente y, además, participan los servicios de nefrología, urología, anestesistas, inmunólogos, anatomía patológica por si se trata de un donante mayor y es preciso hacer una biopsia y, por supuesto, enfermería, desde la preparación del donante hasta la intervención en quirófano y el postoperatorio del trasplantado en hospitalización", enumeran los especialistas.

Además, la disminución de los accidentes de tráfico ha provocado que los donantes sean ahora mayores y, por tanto, aumente la complejidad de la intervención. Lo explica el encargado de realizarla, el urólogo Pedro Pizà: "Ahora, a diferencia de antaño en la que teníamos donantes más jóvenes procedentes de los accidentes de tráfico, son gente más añosa con las arterias más calcificadas y con más riesgo de embolias y trombosis".

"Y cada vez trasplantamos a gente más mayor", apunta Gonzalo Gómez Marqués, coordinador del servicio de nefrología, que revela que uno de sus últimos pacientes tenía ochenta años. Y para demostrar que un trasplante mejora las expectativas de vida añade que entre un 10% y un 15% de los pacientes en hemodiálisis fallecen cada año a consecuencia de complicaciones de su insuficiencia renal y que, en contraposición, la mortalidad entre los trasplantados apenas alcanza al 2%.

"Y, aparte de mejorar mucho la vida del paciente, se ahorra mucho dinero. Un paciente en hemodiálisis cuesta al sistema 45.000 euros anuales. Un paciente trasplantado, en su segundo año en que ya precisa menos revisiones, 6.000", cifra Velasco.

De hermano a hermana

"Y en este segundo año tan solo un 10% de los trasplantados han rechazado el órgano y han tenido que volver a diálisis", apunta Gómez Marqués, que añade que entre los donantes de este año había uno vivo que cedió un riñón a su hermana.

Volviendo a la donación en asistolia (en parada cardiorrespiratoria), Velasco sostiene que nunca superará a la tradicional, que será un complemento de esta. "Calculamos que tendríamos dos o tres donantes en asistolia cada año y este primer año y medio hemos tenido 21", se congratula el doctor Pizà.

Como se ufana el intensivista Julio Velasco de que Son Espases se sitúe regularmente entre los diez primeros hospitales de España en número de donantes captados entre los 148 autorizados para hacerlo en todo el país.

En el entramado nacional de los trasplantes, Balears pertenece junto a Cataluña a la zona II y los órganos que Son Espases no está autorizado extraer -corazón, pulmón, hígado, páncreas- son enviados a Cataluña siempre y cuando no haya en algún otro punto del país un paciente compatible en riesgo vital. Para obtener estos órganos, se desplazan equipos quirúrgicos desde la Ciudad Condal que los extraen y se los llevan con un margen de tiempo de entre 4 y 6 horas. Por eso en estas intervenciones no es inhabitual ver hasta treinta especialistas en el quirófano.