Arropado por todo su equipo en la Conselleria y por algunos cargos de Més, entre ellos los coordinadores de Més, Bel Busquets y David Abril, el vicepresidente Biel Barceló se despidió ayer del cargo después de haber presentado ya la dimisión a su partido y a la presidenta del Govern, Francina Armengol, tras perder el apoyo de ambos por su viaje gratis a Punta Cana. Barceló explicó que su salida es "lo más conveniente" para "el proyecto político, para el partido y para la imagen del Govern" y reconoció que "el desgaste" por polémicas anteriores como la crisis de los contratos o la imputación de su número dos en la Conselleria "ha influido. Se ha valorado el global y todo acumula. Seguir sería perjudicial para el partido" señaló. Su salida se hará efectiva mañana, según aseguró él mismo, pero, sin embargo, mantendrá por ahora su escaño como diputado del Parlament.

Barceló presentó su dimisión a Més y Armengol el miércoles por la tarde tras una larga reunión de más de dos horas a causa del viaje gratis a Punta Cana destapado el martes por este diario. Sus vacaciones, a las que fue invitado por el programa deportivo Fora de Joc de Canal 4 Televisió y que corrieron a cargo del grupo turístico Globalia y con las que vulneró el código ético del partido y del Govern, fueron la gota que colmó el vaso tras un año marcado por las polémicas en su conselleria.

"Excesivamente cuestionado"

"Mi persona estaba excesivamente cuestionada y tenía demasiadas críticas sobre la mesa para poder seguir un año y medio", explicó el todavía ayer vicepresidente, que insistió, sin embargo, en que sus vacaciones en Punta Cana se trataron de un "viaje privado" y que por ello no informó a su formación: "Tengo mucho celo de mi vida privada", dijo. Sobre si nadie le había advertido sobre las posibles consecuencias del viaje, se ciñó a responder que él asumía "todas las responsabilidades" por "no calibrar" el impacto del viaje.

Con todo, evitó admitir haber vulnerado los códigos éticos con sus vacaciones en Dominicana y se limitó a defender que respetaba las normas internas tanto del Ejecutivo como de la formación.

El hasta ahora vicepresidente explicó que no tuvo "ningún contacto directo ni indirecto con ninguna empresa turística" para sus vacaciones y que "nunca ha habido ningún trato de favor" desde su conselleria a ninguna compañía del sector e insistió en que "era un viaje personal". En cualquier caso, Barceló expresó entender que miembros de su partido "tuvieran dudas sobre algunas cuestiones".

Finalmente, sobre su continuidad como diputado, avanzó que seguirá, por lo menos, hasta la semana que viene cuando el Parlament debe aprobar los presupuestos de 2018 y que aprovechará la interrupción de actividad en la cámara hasta febrero "para reflexionar a nivel personal y con el partido" sobre su futuro. "Hay vida más allá de la política", bromeó Barceló en este punto.

El dimitido vicepresidente negó haberse sentido solo después de las críticas públicas de miembros de su partido y de que nadie saliera a defenderle. Por contra, aseguró "haber recibido muchas muestras de apoyo y cariño en las últimas 24 horas". Sobre las palabras de la consellera Santiago, Barceló les quitó importancia, dijo tener una relación "extraordinaria" con ella y manifestó que tenía "todo su apoyo".

El futuro de su equipo, en el aire

Barceló, que recibió un aplauso de sus colaboradores al final de su comparecencia, expresó que su "confianza" en su equipo sigue siendo "total y absoluta", mostró su deseo de que puedan seguir "con el trabajo iniciado", pero recordó que "eso será potestad del nuevo conseller". Precisamente, sobre ello, defendió que "no debería haber mayor problema" en cuanto Més tenga un nombre.