"Sólo hay un plan A, que es Bel BusquetsBel Busquets". Con esta frase la coordinadora de Més per Mallorca y secretaria general del PSM se autoproclamaba ayer, tras la junta de portavoces del Parlament, como nueva vicepresidenta y consellera de Turismo, provocando un estado de estupefacción en el Consolat y, también, añadiendo una dificultad para un relevo rápido de Biel Barceló. La presidenta Francina Armengol se encontraba con unos socios que obviaban unas mínimas formas de cortesía a quien es la principal responsable del Ejecutivo, incluyendo la gestión de las conselleries en manos de Més. En lugar de una reunión entre Armengol y Busquets se organizó un encuentro entre equipos negociadores del PSIB y Més al que, ante lo ocurrido, la presidenta del Govern y líder socialista decidió no asistir, por lo que tampoco acudió la dirigente ecosoberanista.

Las formas no gustaron en el PSIB. Mientras Busquets dejaba claro que no había otra alternativa que ella, otros dirigentes del PSM se mostraban más tajantes y afirmaban que su líder se reuniría con la jefa del Ejecutivo para "comunicarle" que ella era su nueva vicepresidenta y consellera de Turismo, no para negociar esta cuestión. La portavoz del Govern, la socialista Pilar Costa, insistía en que, a pesar de la postura de Més, los dos partidos debían negociar. "No se ha aceptado ni rechazado a nadie", afirmaba Costa quien, no obstante, defendía el criterio de que Turismo debería estar en manos de alguien conocedor del sector, como había trasladado el día anterior Armengol a Més. Busquets no cumple este perfil.

Antes de que Armengol y la dirigente ecosoberanista aparezcan juntas, los dos partidos deberán construir un relato de distensión, que pasa por que Més explique por qué considera que la mejor opción es la secretaria general del PSM, en lugar de buscar para Turismo un perfil técnico.

Hasta ahora, las relaciones entre PSIB y Més como socios del Ejecutivo habían sido buenas, mucho mejor que en los dos anteriores pactos de progreso. "Eso era innecesario", criticaban ayer distintos socialistas respecto a la actitud de Busquets de trasladar que Armengol no tenía nada que decir respecto a que ella se convirtiera en la número dos del Ejecutivo. A ello añadían que la presidenta ha defendido durante todo este año a Més y a Barceló, en el punto de mira primero por el caso Contratos y después por la imputación de Pilar Carbonell, directora general de Turismo, por el caso Cursach.

Todo indica que, aunque al final limen asperezas, a partir de ahora las relaciones entre PSIB y Més no serán tan fluidas como con Barceló, con independencia de lo que tarde en cerrarse esta crisis que no solo ha afectado al Govern sino al propio Pacto. Y también a Més, cuyos dos principales integrantes (PSM e Iniciativa Verds) han acabado profundamente enfrentados después de que el núcleo duro del PSM vetara a Fina Santiago como vicepresidenta.

La reunión el jueves de la Ejecutiva de Més en la que el PSM impuso el nombre de Busquets se desarrolló en un ambiente de fuertes tensiones y división interna, lo que no impidió que ayer Busquets la calificara de "distendida"y negara que en el partido hubiera "bloques diferenciados". En el horizonte de Més está su proceso para elegir su cartel electoral para las próximas autonómicas, en la que Santiago figuraba como la mejor colocada hasta que desde el PSM comenzó a verse con mejores ojos la opción de su secretaria general.