El suicido se ha convertido en España en una de las causas más importantes de muerte no natural, por encima incluso de los accidentes de coche. Siempre ha sido un tema tabú, pero la única salida a esta realidad es romper este silencio.

Varios psicólogos y psiquiatras participaron ayer en un coloquio del Club Diario de Mallorca con el título Suicidio una epidemia silenciada. El papel de los medios de comunicación como aliados de su prevención. El acto empezó con la proyección del documental, grabado en Mallorca, llamado Suicidio, de Juan Andrés Mateos, que sirvió para romper el hielo y conocer la historia de una persona que en su cabeza se plantea quitarse la vida.

Adelina Sastre, psicóloga y coordinadora del Grupo de prevención e investigación de suicidio del COPIB, explicó la importancia de la "prevención, investigación y asistencia" para combatir la falta de ayuda y divulgación que encontramos actualmente.

"La persona que está sufriendo necesita hablar", manifestó Sastre, "el que se suicida no quiere morir, quiere dejar de sufrir. Si les ayudamos, salvamos una vida", señaló. También quiso romper algunos mitos que existen como el de preguntarle a una persona que está en una situación de riesgo, "esto no va a provocar que se quiera suicidar", aclaró.

Expertos y medios de la mano

En el momento de informar en los medios de comunicación sobre el suicidio, María Rosa Pizá, psicóloga y trabajadora en asistencia primaria, explicó que "el debate no es si hay que hablar o no del suicidio, sino de cómo se hace". La especialista dijo que en el momento que se publica una noticia sobre esta cuestión pueden existir dos efectos, el más conocido, el de imitación o llamada pero también puede transmitir lo contrario, el mensaje de que "se puede salir".

Pizá recalcó que en los medios se deben evitar dar detalles del método usado para quitarse la vida o simplificar el motivo de está acción. Explicó que la razón es mucho más compleja que la causa supuestamente evidente y que muchas veces es la que sale publicada. Una de las palabras que más se recalcó es la de "aliados" entre profesionales y medios de comunicación para lograr visibilizar esta epidemia.

Otra voz, la de Cleire Teijeira Levet, psiquiatra del hospital de Inca, defendió que los medios de comunicación pueden ser "un arma peligrosa" pero también "una herramienta valiosísima". Según esta profesional, los medios "nos tienen que echar una mano para transmitir a los que puedan plantearse quitarse la vida, que no están solos" y explicar mensajes como el que ella misma transmitió: "la desesperanza es un estado transitorio, con trabajo uno se puede recuperar".

Y precisamente lo conoce de primera mano. Teijeira relató que en el hospital de la capital del Raiguer hace tres años que trabajan con personas que han intentado suicidarse o que tienen estos pensamientos y "los resultados han sido esperanzadores y positivos".

Con el objetivo de que estas iniciativas no sean solo locales, explicó que se ha creado un grupo de trabajo para crear un observatorio en torno a esta problemática que pueda implantar proyectos como el de Inca en todos los hospitales y que también pueda ofrecer formación a personal sanitario o docente.

El psiquiatra, Miguel Lázaro, reivindicó más recursos para poder afrontar este problema y defendió el vínculo con las personas que nos rodean, familia y amigos como una de las mejores herramientas para combatir la desesperanza.

Siguiendo un mismo camino, Mariano Gastalver, psicólogo y presidente del Teléfono de la Esperanza, manifestó que "si dedicamos más tiempo a decirnos que nos queremos, seguro que habría menos suicidios". Precisamente desde este telefono ayudan a personas en situaciones difíciles, pero explicó que el hecho de marcar este teléfono ya es un paso para buscar una salida a esta circunstancia.

Gastalver reivindicó "quitarnos los miedos y prejuicios y compartir lo que sentimos" en los malos y buenos momentos y también defendió el importante papel de los medios de comunicación: "Cuanta más información a todos los niveles, mejor".