La testigo número 31 del caso Cursach tendrá que responder por un presunto delito de denuncia falsa por haber mentido, no en su primera declaración, sino posteriormente cuando acusó a dos inspectores de Policía de haberle ofrecido dinero, en nombre del empresario, para que se fuera de España con su hijo. Un informe policial sostiene que esta oferta, que justificó el inició de una investigación, no era cierta y, por tanto, era mentira que los dos policías se la plantearan.

La madame reconoció en una grabación que ordenó Penalva que había recibido estas ofertas, con la intención de que declarara que el juez y el fiscal le habían coaccionado a la hora de declarar. "Me dijeron que fuese al juzgado y que dijese que todo lo que había declarado era porque el juez y el fiscal me habían obligado a hacerlo. Lo que querían es que yo dijera que tanto el fiscal como el juez me habían dicho todo lo que tenía que decir, que me habían enseñado las fotos de a quién tenía que inculpar, cosa que no es verdad. Que me niego en rotundo a que se diga esto porque no es verdad. Yo fui obligada a declarar por la gente de Cursach, por Pedro Cursach, Tolo Cursach, pero nadie me ha obligado a decir nada, nadie, pero también digo que yo me voy del país para no declarar, pero es la verdad todo lo que he declarado. Nunca mentiré y que nadie va a poder demostrar que es mentira".

La mujer, que se ha convertido en los últimos días en la gran protagonista del caso Cursach, declaró que estos dos policías se habían presentado en su casa, le arrebataron toda la documentación y le dijeron que debía denunciar que el fiscal y el juez le habían guiado en todas las declaraciones prestadas en esta causa. Una oferta que, según la mujer, venía de Cursach.

Desde ese mismo momento la Policía ya empezó a sospechar que la madame podría haber recibido alguna oferta económica para cambiar de versión, lo que iba a suponer un grave revés en la instrucción. Se sospechaba, pero no se podría demostrar. También se detectó un claro cambio de actitud en la mujer, que se quejaba de que la Policía no la estaba protegiendo y se sentía en peligro.

Dadas las sospechas que generaba esta revelación el juez Penalva tuvo la precaución de grabar una declaración con la madame que se celebró en un bar, debido a que ella se negaba a acudir al juzgado para que nadie la viera. En esta declaración grabada, que también se recoge por escrito, la mujer identifica a los dos policías y revela la oferta económica que ha recibido para dinamitar toda la causa, lo que hubiera beneficiado claramente a los acusados, en especial a Cursach.

Sin embargo, casi todo era mentira, según se describe en un informe policial que fue entregado hace unos días al juez Penalva.

Al comprobarse que la madame intentó colar una versión falsa dentro de la investigación la fiscalía Anticorrupción la ha denunciado por falso testimonio. El escrito lo firma el fiscal Juan Carrau. Pide que se archive la causa secreta que se abrió para comprobar si estas amenazas eran o no ciertas, sobre todo una vez que se ha acreditado que eran mendaces.

La Policía cree que el móvil del cambio de actitud de esta testigo protegida sería el conseguir no declarar más en la causa principal. Y esta estrategia fue descubierta por uno de los agentes del Grupo de Blanqueo, que al pedirle explicaciones a la testigo, se vio "abocada a inventar sobre la marcha una historia en que apoyarse y que, al tiempo, legitimara su salida de la causa ante el juez y el fiscal, sin que pareciese ser una decisión unilateral de la testigo protegida", según describe Penalva en un auto judicial que fue ayer comunicado.