"Él me da miedo". Una que se quitó la venda (así quiere que nos refiramos a ella una mujer valiente), pronuncia estas palabras mientras cuenta cómo salió de su relación de unos diez años con su marido, quien la maltrató psicológicamente. "Me ofendía de manera constante. Fui al centro de la mujer (Institut Balear de la Dona; teléfono 24h. 971 17 89 89) y allí me pusieron en contacto con la Fundación IRES. La psicóloga que me atendió me hizo abrir los ojos, sobre todo cuando me dijo que mi hijo también sufría". La que se quitó la venda decidió divorciarse hace unos dos años, y fue cuando empezaron las amenazas y los chantajes con su hijo. Hace poco que denunció a quien fue su marido por estas amenazas, y ahora está a la espera de juicio. Es en este contexto que afirma: "Él me da miedo".

A pesar del miedo que puede tener ahora y con todo el proceso judicial que conlleva el hecho de denunciar, con una sonrisa en la cara se expresa así: “Hay que quererse a una misma. Ahora estoy muy bien, estoy tranquila. Es que si lo llego a saber, lo hago antes. No sé como padecí tanto”.

“No me ha pasado solo una vez, porque yo nací en un entorno de violencia y tenía normalizada esta situación. Ahora me he dado cuenta de esto, pero cuando lo estás viviendo solo lo ves desde fuera. Piensas que estas cosas a ti no te pasan ni te pasarán”. Quien habla es Wanka, otro testimonio anónimo.

Wanka decidió denunciar por su hijo. “Es la razón por la que di el paso”, asegura, y hace más o menos un año que recibe atención psicológica con IRES. Recordando su situación se le llenan los ojos de lágrimas. Aún así, la sonrisa que viste es contagiosa.

“Me he dado cuenta de que las mujeres que vivimos o hemos vivido este tipo de situaciones tenemos la autoestima muy baja. También que somos muy sensibles, por eso nos preocupamos más por los demás que por nosotras mismas. Yo denuncié por mi hijo, no por mí. Sé que hice lo correcto, pero ahora veo que también tendría que haberlo hecho pensando en mí”.

Durante el segundo periodo de 2017, los juzgados de Balears recibieron un total de 1.390 denuncias por violencia de género, un 17,7 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado, en el que se presentaron 1.181 denuncias. La directora del Institut Balear de la Dona (IbDona), Rosa Cursach, valora positivamente este incremento de denuncias, porque significa que “hay más concienciación”. No obstante, también cree que aún hay “mucho trabajo por hacer contra esta lacra social”.

Balears, tal y como se muestra en el gráfico de la siguiente página, fue durante el segundo periodo de este año, la comunidad con más víctimas de violencia de género por cada 10.000 mujeres. Sin embargo, las islas son una de las comunidades autónomas en las que no ha habido ninguna víctima mortal por violencia de género según los datos hasta el 10 de noviembre del Ministerio español de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

El apego emocional que muchas mujeres tienen con la persona que las maltrata es muchas veces uno de los motivos por los que no les denuncian o no se separan. Otros pueden ser la dependencia económica, el miedo o el hecho de no identificar que están sufriendo violencia de género. La víctima que se quitó la venda lo afirmaba: “Yo pensaba que eran malas temporadas, que se le pasaría, tenía esperanza”.

Ayudar a tomar decisiones

Las psicólogas de la Fundación IRES, Nuria Fernández, Joana Llobera, Ana Urquijo e Irene Cañellas, lo comentan: “Muchas veces hay una resistencia a denunciar derivada del sentimiento de culpa que hace que quieran proteger al agresor de la cárcel. Uno de los objetivos de la intervención terapéutica es que la víctima elabore la decisión de denunciar respetando, eso sí, sus tiempos y su proceso”, explica Irene. En palabras de su compañera Ana: “Se les ayuda a tomar decisiones”.

La Fundación IRES es una entidad privada sin ánimo de lucro que trabaja en la atención social, psicológica y educativa de personas y colectivos marginados en situación de riesgo social o dificultades económicas. Trabajan en diversos ámbitos, uno de ellos la violencia de género. Esta Fundación gestiona el servicio de asistencia psicológica para víctimas de violencia de género del Institut Balear de la Dona.

Por su parte, Nuria explica que el objetivo del servicio de la Fundación es paliar las consecuencias psicológicas derivadas de la situación de violencia, como aumentar la autoestima o disminuir el aislamiento emocional y social. “Las guiamos para que tomen consciencia de su propio proceso y recuperen su vida”. Así mismo, también dice que ellas no denuncian estas situaciones, a no ser que haya un riesgo alto de peligro: “Pasamos el protocolo de riesgo, y si hay un riesgo alto, como profesionales, tenemos que denunciar o, por lo menos, informar a Fiscalía, informando de ello siempre a la mujer”.

Joana aclara que para acceder a este servicio las mujeres tienen que haber sido atendidas por un profesional sociosanitario (servicios sociales, IbDona, profesional sanitario…). No obstante, aunque un o una profesional las derive a IRES porque considera que necesitan asistencia psicológica, hay mujeres que no lo identifican y nunca llegan a ir. “Un porcentaje elevado de la terapia consiste en concienciar a la mujer sobre su situación y tras ello empezar el trabajo de recuperación”. “Muchas de ellas no se identifican como víctimas, llegando incluso a decir que ella no es como una de las que salen en la tele y consideran la situación de maltrato como algo ajeno a ellas”, apunta. “Nosotras les intentamos transmitir que en una relación de violencia de género la base es la desigualdad entre el hombre y la mujer, en la que el hombre tiene el poder y actúa para mantenerlo”, argumenta su compañera Ana.

La única condición para sufrir violencia de género es ser mujer, como dice la directora del IbDona, Rosa Cursach. “No es cuestión nide clases sociales ni de estudios ni de etnias ni de cultura: todas las mujeres estamos expuestas a esto”, afirma. Es por eso que Cursach critica que se estigmatice la imagen de la mujer maltratada o se la responsabilice en algunas campañas de prevención. “El responsable es el agresor”, setencia la directora, que continúa: “Todos nos tenemos que corresponsabilidar. Es importante que las mujeres nos apoyemos, y es importante que los hombres que observan alguna situación violenta no se queden callados y hagan algo”.

“Nosotros con nuestra actitud, con nuestra manera de escuchar y de pensar podemos potenciar que se mantenga una relación marcada por la violencia de género o ayudar a encontrar canales para ayudar a que esta relación no se mantenga”. Cursach aseguró que el teléfono 24 horas del IbDona cada vez recibe más llamadas de familiares que piden asesoramiento para saber cómo actuar o qué pueden hacer delante de un caso de violencia de género, algo que, dentro de lo que cabe, es bueno porque significa que parte de la sociedad se está implicando.

Erradicar la violencia de género

¿Es posible erradicar la violencia de género? La profesora de la UIB de Psicología Básica e investigadora principal del Grupo de Investigación competitivo ‘Estudios de Género’, Esperanza Bosch, responde lo siguiente: “Tenemos que creer que sí. Tenemos que creer que es posible. Pero también que es difícil, porque significaría dar la vuelta a muchas cosas que ya tenemos asumidas. No hablamos solo de las manifestaciones más extremas de la violencia machista”.

Esperanza Bosch habla del #MeToo, la campaña que corre por las redes en que las mujeres de alrededor del mundo explican experiencias o situaciones de acoso sexual que en su momento no reconocieron, fuera por falta de información o de concienciación. “Esta campaña es un ejemplo de como las situaciones pueden estar tan normalizadas que resultan invisibles, las tenemos tan acostumbradas que no las conocemos”. Erradicar la violencia de género es mucho trabajo y, sobre todo, un trabajo de todos, “es cambiar mentalidades, destapar privilegios y renunciar a ellos, y es crear opciones de convivencia saludables e igualitarias”.

Desde las políticas de igualdad de los gobiernos, desde las aulas, desde las redes sociales, desde el arte, desde los medios de comunicación... Cada persona tiene su espacio personal desde donde actuar contra una normalidad que hiere a la mitad de la población.

Una que se quitó la venda, una que fue víctima y es superviviente, dedica unas palabras a las mujeres que están pasando una situación similar a la suya: “Quiéranse, tengan valor. Y láncense.