Al vicepresidente y conseller de Turismo, Biel Barceló, se le vino el mundo encima cuando su amigo Jaume Garau, el mismo de los contratos, le dio calabazas para ser su hombre que hiciera y deshiciera en la conselleria recién estrenada. Sin embargo, Garau se comprometió a confeccionarle el equipo con perfiles técnicos y de gestión. No se sabe muy bien si digitada por Garau, pero aparece por sorpresa el nombre de Pilar Carbonell como directora general de Turismo y que hasta ayer era la verdadera cabeza pensante del área turística del Govern.

Tras el nombramiento de Carbonell, a Barceló le llovieron las críticas de todas partes y, de forma especial, de su propio partido. El pasado de la nueva directora general chocaba frontalmente con los postulados del partido nacionalista: tenía predilección por el castellano y hasta había puesto en duda que el catalán y el mallorquín eran la misma lengua.

Barceló sorteó las duras críticas internas y externas explicando que Pilar Carbonell no venía para los temas lingüísticos y que, además de alpinista, conocía muy bien al sector.

No obstante, las bases de Més nunca la vieron como un nombramiento de los suyos y el vicepresidente tuvo que esforzarse mucho internamente para defenderla. Su pasado como empresaria y expresidente de la patronal de restauración de la CAEB, entidad nada afín a Més, tampoco ayudaban.

Pero sin duda lo más cuestionado en el partido nacionalista era su predilección a utilizar el castellano. Para un militante nacionalista era inconcebible que su partido diera un cargo público tan apetitoso como es la dirección general de Turismo a una persona que, especialmente en redes sociales, siempre utilizaba la lengua española.

La propia Carbonell conocía estos inconvenientes ideológicos para el partido que la nombró. La inmensa mayoría de sus aportaciones en las redes sociales eran en castellano y ello suponía un duro golpe para las bases nacionalistas.

En Més se escandalizaron cuando apareció la historia de que Carbonell expulsó a varios camisetas verdes de su restaurante, el día de la multitudinaria manifestación contra el TIL de José Ramón Bauzá. Una historia que ella ha negado reiteradamente pero que entre los nacionalistas, pese a la defensa a ultranza de Barceló, siempre quedó la duda de si era cierto.

A Pilar Carbonell le encanta contar sus peripecias en Facebook. Es el caso de cuando su teléfono fue pirateado y lo denunció por la red social. La entonces directora general aseguraba que incluso se habían apoderado de sus conversaciones y anunciaba una denuncia ante la Policía Nacional, denuncia que después retiró. ¿Era la propia Policía quien la pirateaba por el caso Cursach? La pasada semana relataba cómo se había quedado retenida en el aeropuerto de Hamburgo.

Fetichista de los zapatos, el mayor número de fotos que cuelga en las redes son del calzado que estrena. En algunas ocasiones exhibiendo los tatuajes en sus pies. Una afición que tampoco cuadra mucho en el perfil de un dirigente de Més.

Uno de sus principales méritos para convencer a Barceló de que la nombrara fue su dura oposición al sector hotelero en el seno de la CAEB. Un aspecto que el vicepresidente valoró de forma especial. Su frase de "soy simpática" s"soy simpática" e ha banalizado, pero en su haber está que siempre respondía al teléfono.