"Agradezco todo el apoyo que he recibido. Seguiré haciendo mi trabajo y cumpliendo con mi responsabilidad, pero me costará recuperar la sonrisa". Así se expresa el médico que fue agredido el pasado 28 de octubre en el PAC de Muro, donde no había guardia de seguridad. Según el agredido, el doctor Alfonso Vega, "ya es imprescindible que haya al menos un guardia en cada centro de atención sanitaria".

El Colegio de Médicos de les Illes Balears (COMIB) informó a Diario de Mallorca de que hasta el día 9 de noviembre de 2017 han registrado 13 agresiones, de las cuales ocho han sido verbales y cinco físicas. Pero este número solo identifica las agresiones que han sufrido médicos, y el responsable de comunicación de la federación de Sanidad de CC OO, Juan Pons, remarca en los centros sanitarios no solo son los médicos los que sufren agresiones, sino que afectan "a todo el personal".

El IB-Salut, que recoge todas las agresiones independientemente de quien haya sufrido el ataque, da otra cifra mucho más elevada de los ataques en los centros o servicios de salud públicos de Mallorca, solo desde enero hasta agosto de 2017: 277 agresiones.

Además, las clasifica en cuatro tipos: las físicas, las verbales, las simbólicas (burlas, gestos despectivos) y las económicas (desperfectos en el mobiliario). Destacan que en los centros de Atención Primaria, como primer nivel asistencial y de mayor accesibilidad, es donde más se dan este tipo de hechos.

Pero esto es solo la punta del "iceberg", según el presidente del Sindicato Médico de Balears (Simebal), Miguel Lázaro, quien asegura que "solo conocemos una parte muy pequeña de todas las agresiones que se dan". Subraya que las que trascienden "son las físicas porque salen en los medios, pero las que más suceden son las verbales", algo que también afirma IB-Salut. En la opinnión de Lázaro, los médicos tedrían que darse cuenta "de la irresponsabilidad que supone no denunciar las agresiones, ya sean físicas o verbales". "Si no se denuncia, no se puede conocer la dimensión real del problema".

Relación médico-paciente

Estos actos son "demoledores", según Lázaro, para la relación entre el médico y el paciente, algo con lo que coincide el secretario del Sindicato Autonómico de Enfermería SATSE, Jorge Tera. "El trato cercano entre el médico y el paciente es imprescindible. Ante estas situaciones, esta relación se trunca porque los profesionales actúan con desconfianza".

Desde el punto de vista de Tera, "las agresiones se dan muchas veces porque las expectativas de los pacientes no se ven satisfechas, como tener que esperar mucho para ser atendido, o pensar que sus problemas son más graves que los de los demás. Pero lo que no se puede olvidar es que estas situaciones tampoco son satisfactorias para el personal de los centros sanitarios".

Además, Tera añade que "nada de lo que ocurre durante el servicio en un centro médico es objeto de violencia, no hay ninguna situación que justifique una agresión". Lázaro, en la misma línea, considera que los "factores" son las propias "ineficiencias del sistema", por lo que "la frustración de las personas la acaban pagando los médicos".

Aparte de Tera y Lázaro, también opina así la secretaria del Colegio de Médicos, la doctora Manuela García, quien considera que la relación entre el profesional y el usuario tiene que ser de "confianza", a la vez que asume que "los médicos somos culpables cuando no denunciamos este tipo de situaciones, ya sean físicas o verbales".

"Los usuarios tienen que saber que los que trabajamos en el servicio sanitario no estamos para hacerles daño, no somos el enemigo". Son las palabras del director médico del Hospital de Manacor, Joan Bennàser, quien se manifiesta de manera muy clara a la hora de denunciar cualquier tipo de agresión en contra de los profesionales que trabajan en los centros o servicios de atención sanitaria: "Estos actos no se pueden tolerar, se dan en todo el mundo y la respuesta tiene que ser la misma: tolerancia cero".

Medidas preventivas

Joan Bennàser considera que "para frenar estos casos se tendrían que endurecer las sentencias contra los agresores, para que los usuarios conozcan las consecuencias de sus actos", además de "trabajar más la educación de la gente en este sentido".

La necesidad de hacer de manera constante campañas de sensibilización y prevención para la sociedad, es una consideración de todas las personas que ha entrevistado este diario para analizar esta situación, que Lázaro entiende como "una lacra".

Desde IB-Salut informan de que desde el "marco de prevención de riesgos laborales se implementan cursos para mejorar las habilidades comunicativas del personal sanitario", además de confirmar que "existen los botones antipánico que conectan con emergencias, así como hay centros de salud que tienen vigilantes de seguridad".

Aun así, las demandas no cesan, ya que, según Joan Pons, de Comisiones Obreras, "no todos los centros sanitarios tienen constantemente presencia de seguridad ni botones antipánico".

El de SATSE, Jorge Tera, también hace la misma crítica: "Hay muy pocos dispositivos instalados, y algunos están en desuso". Tera considera que las medidas que hay se tomaron "hace años" y que es hora de "revisarlas" e "impulsar" otras.

En su opinión, "esto se soluciona con políticas, con protocolos entre el personal de los centros sanitarios y las fuerzas de seguridad, con campañas de sensibilización y concienciación. La mayoría de los usuarios no agreden a los trabajadores, pero con este tipo de medidas los casos podrían disminuir y los profesionales nos sentiríamos más protegidos". Que falte todo esto significa, para Tera, que "este tema no es una prioridad para los gobiernos", que siempre denuncian "enérgicamente" las agresiones, pero "no toman medidas para evitarlas".

Por su parte, Lázaro propone "medidas ejemplares", como "regularle la asistencia ordinaria" al centro de salud donde el paciente cometió la agresión.

El protocolo en colaboración con las fuerzas de seguridad podría llegar pronto, ya que, desde el COMIB, Manuela García recuerda que a finales de septiembre de este año se reunieron con la Jefatura Superior de Policía de Balears representantes de Ib-Salut, Ubes, Mutua Balear, Colegio de Médicos, Colegio de Enfermería y Son Espases para acordar las medidas policiales a adoptar cuando se dan agresiones a profesionales.

Zonas de riesgo

Tanto el COMIB como el Simebal coinciden en que es fundamental la creación de un mapa de "zonas de riesgo". Estas son zonas donde, por su "complejidad sociológica", en palabras de Lázaro, hay más incidencia de casos de agresiones en los centros de salud, sean públicos o privados. De esta manera, se podrían dotar de medidas preventivas los centros donde más urge, así como intensificar su seguridad.

Pero para esto son necesarios los recursos: el dinero. En la opinión de los profesionales, se tendría que destinar más dinero a la salud para que las demandas y necesidades de los pacientes puedan cubrirse manera satisfactoria, porque el presupuesto "tiene que servir para priorizar y proteger la sanidad", según Lázaro.

Pero aunque existen demandas, Manuela García recuerda que "nada que justifica la violencia" porque, como evidencia Joan Bennàser, "cuando se agrede en un centro médico se está actuando contra toda la sociedad".