Tras el 1 de octubre, en varios centros educativos de Balears se realizaron actos para protestar contra las cargas policiales. Y de igual forma que está sucediendo en Cataluña, en Balears han resurgido las denuncias de que hay profesores de las islas que adoctrinan.

Tanto a nivel nacional como autonómico, Ciudadanos es el partido que enarbola esta batalla. El Govern ha respondido expresando su confianza en los profesores y el conseller Martí March ha recordado que "no hay una sola denuncia por adoctrinamiento en Balears".

Hace dos semanas, al margen de posibles responsabilidades disciplinarias o administrativas en el ámbito educativo, Fiscalía de Menores inició una serie de investigaciones para averiguar si tuvo lugar la participación obligada o la implicación de menores en actos reivindicativos "ajenos al ámbito educativo" y en horario lectivo en algunos centros.

Fiscalía busca determinar en definitiva si se han llevado a cabo actuaciones que hayan podido vulnerar algunos de los derechos fundamentales de los menores (como el derecho a la libertad; a la educación...), si se han producido situaciones de riesgo para ellos, así como la existencia de otro tipo de responsabilidades.

"No investigamos un posible adoctrinamiento, sino estos hechos puntuales", aclara el fiscal de Menores, José Díaz Cappa, a quien "no le consta" por el momento que en Balears haya adoctrinamiento, señala, entendiendo éste como "la acción de instruir o convencer a alguna persona para que actúe o piense de determinada manera, de forma constante y reiterada".

Así entiende este fiscal el concepto de adoctrinar. El debate sobre si hay adoctrinamiento ha llegado a un nivel filosófico y semántico. La definición de la RAE es más escueta: "Inculcar a alguien determinadas ideas o creencias". ¿Cualquier idea o creencia? Nadie cuestiona que se eduque en valores de paz y democracia. El problema puede darse cuando se interpreta el concepto 'democracia' de manera diferente o totalmente contrapuesta, cómo ha pasado estos días a raíz de la situación con Cataluña.

Y los centros no viven al margen de la realidad social y política. De hecho, en asignaturas como Filosofía o Valores Políticos es habitual que se usen temas de actualidad para reflexionar sobre los conceptos que se están trabajando y, según los profesores, es un buen gancho para atraer el interés de los chavales y consolidar conceptos: que vean que las ideas filosóficas no son cosas teóricas, sino que "las identifiquen con la realidad".

"Creo que es una obligación traer estos temas a clase", dice Xavier Serra, profesor de Filosofía y Valores Éticos en el IES Francesc de Borja Moll, que ha tratado en clase temas como la situación con Cataluña, pero también la victoria de Donald Trump. Cree que hay que hacerlo "desde el máximo respeto a todas las opiniones que se puedan dar, dejándoles opinar libremente". Cuando son temas polémicos, Serra no expresa su punto de vista: "Solo opino sobre lo que no hay duda, como los valores de nuestra sociedad". Se asegura sin embargo de que los jóvenes entiendan de verdad los conceptos que pueden surgir durante el debate: qué es la democracia, qué formas de gobierno hay, cuál es la estructura de Estado, o la difidencia ideológica entre la izquierda y la derecha.

Cuando estudian la lógica, Serra les explica cómo rechazar falsos argumentos, enseñándoles ideas como "el examen de las falacias" o "el falso dilema". En definitiva, señala, su objetivo es que "desarrollen pensamiento crítico y sean mejores personas".

"Adoctrinar viene del griego, 'conducir', es decir, educar", reflexiona Llorenç Llop, director del IES Capdepera y también profesor de Filosofía, que entiende que en lo que no hay que caer es en "la instrucción con intencionalidad política" ni en "hacer pasar por un hecho lo que en realidad es una opinión". Cree que es necesario "llevar al alumnado a su contexto sociopolítico con cultura".

"Es normal que los alumnos pregunten qué está pasando y yo les respondo: '¿Vosotros qué sabéis?", señala, "luego explico las dos partes, hacemos un debate y modero". Llop defiende que el profesor "ni demoniza las distintas posturas ni se posiciona". Si los alumnos de 2º de Bachillerato le preguntan su opinión, él responde, pero "dejándoles claro" que es su punto de vista personal.

Señala que puede haber casos que algún profesor traspase "los límites", pero se indigna con propuestas como la de Albert Rivera de crear una agencia para vigilar ese supuesto adoctrinamiento: "Da por supuesto que existe un delito y que existirá, es una barbaridad jurídica". Lo que hace falta, considera, es "coger los casos concretos y analizarlos" y no hacer "generalizaciones abusivas".