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Análisis

Fin de trayecto

Puigdemont empezó a escribir el epílogo del 'procés' cuando casi proclamó la república catalana y lo finiquitó ayer cuando casi...

Fin de trayecto

Puigdemont empezó a escribir el epílogo del 'procés' cuando casi proclamó la república catalana y lo finiquitó ayer cuando casi convocó elecciones anticipadas. La masiva fuga de empresas ha desmoralizado a unos dirigentes independentistas que olvidaron que el dinero no tiene patria. A estas alturas de la película ya solo se trata de encontrar una salida digna y evitar Soto del Real.

El problema del soberanismo es que siempre se ha movido en el terreno de las suposiciones. El supuesto apoyo de Europa. La supuesta intención del PP de dialogar. La supuesta neutralidad de la justicia. Sus adversarios, en cambio, se han movido en el terreno de los hechos consumados, incluyendo cargas policiales y encarcelamientos.

Al final van a ganar los de siempre. El 'procés' ha reforzado a un PP cuya intransigencia será premiada con miles de votos en las próximas elecciones generales a lo largo y ancho de la Meseta. No en Catalunya, de la que los populares se independizaron hace tiempo. Por eso durante sus comparecencias sin preguntas Mariano Rajoy siempre ha hablado a los españoles, dejando que García Albiol hablara a los catalanes.

Ni siquiera la detención de Álvaro de Marichalar va a devolver la moral a un independentismo que empezó a dudar cuando Puigdemont congeló la independencia 'sine die'. El éxito del 'procés' había radicado hasta ese momento en la determinación de quienes lo conducían, pero aquella comparecencia en el Parlament rompió el encanto.

Ha habido algunos efectos colaterales: la ultraderecha ha salido por fin del armario, el juicio de la Gürtel ha quedado enterrado bajo un manto de silencio y el Rey se ha mostrado tal como es y no como nos lo querían presentar.

Habrá elecciones anticipadas porque los que abominaban de las urnas ahora quieren votar. Es una solución, pero no la solución. Nada hace pensar en unos resultados que alteren significativamente el dibujo del Parlament. ¿Y después qué?

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