Se comentan en ámbitos científicos y en los medios de comunicación desde años y ya los ciudadanos a pie de calle los notan y padecen: los efectos del cambio climáticoen el medio y el corto plazo. A líneas generales, no hay sorpresas sobre esas consecuencias: se prevén más olas de calor y noches tropicales como las vividas este verano; menos lluvias a lo largo del año, aunque sí episodios más extremos, con lluvias torrenciales en un corto espacio de tiempo; menos viento en general pero con algunos días muy intensos; y una subida paulatina del nivel del mar.

¿Hasta qué punto es vulnerable el archipiélago a este fenómeno? El Govern ha presentado hoy un estudio que trata de dar respuesta a esta pregunta y aunque no prevé escenarios tan catastrofistas como los que por ejemplo sí se anticipan para islas del Pacífico (en riesgo real de desaparición), sí hay una serie de sectores que podrían llegar a situaciones de riesgo no extremo, pero sí "alto". En particular, el agua; el territorio; el turismo; y la salud son los sectores que más afectados se verán por los cambios climatológicos en el medio y largo plazo (el estudio evalúa escenarios entre los periodos de 2025 a 2055 y de 2026 a 2086).

Así lo ha expuesto esta mañana el conseller de Territorio, Energía y Movilidad, Marc Pons, quien ha resaltado que habrá cambios sí o sí, pero que "actuando ahora nos podremos adaptar a tiempo". Ha resaltado la necesidad de concienciar y actuar para evitar "que un día nos demos cuenta de que hemos llegado tarde y tener que actuar y reaccionar de urgencia". Por ello han confeccionado esta radiografía, como paso previo a la futura Ley del Cambio Climático y la Transicion Energética. Dado que las previsiones se alargan tantísimo en el tiempo, Pons ha razonado que tratarán de buscar el máximo consenso político para aprobar el texto de la mencionada ley, que incluirá "medidas valientes" para reaccionar a este problema global desde los diferentes sectores, dejando esta cuestión de interés general "al margen del debate político del día a día". El plan del Govern es tener el anteproyecto listo antes de que acabe este año y que ya pueda comenzar su recorrido de tramitación y que en Semana Santa del año que viene se pueda aprobar la ley.

El Mediterráneo y el archipiélago balear en particular tiene una serie de vulnerabilidades específicas ante el cambio del clima, lo sufrirá de otra manera distinta al continente. La subida del nivel del mar es uno de los aspectos que más alarma puede generar en un territorio insular, y aunque Pons ha descartado escenarios extremos sobre los que se ha especulado, como que Formentera pueda quedar anegada, sí ha alertado de que la subida del nivel del mar hará aumentar las filtraciones salinas a las reservas de agua.

El agua aparece en el estudio como el primer sector evaluado, y uno de los que más sufrirá el cambio de las temperaturas. No solo se prevén problemas de cantidad (con episodios de sequía y sus consecuencias) sino también de calidad (la contaminación será más fácil por intrusión de agua del mar y por la probabilidad de floración de cionobacterias y patógenos). Asimismo, el hecho de que vayan a producirse con más frecuencia episodios extremos de lluvias, se concluye que las infraestructuras se verán desbordadas y habrá más inundaciones. El director general de Educación Ambiental, Calidad Ambiental y Residuos, Sebastià Sansó, ha señalado que en la conselleria de Medio Ambiente ya se prepara el nuevo Plan Hidrológico pensando en atajar esos problemas de sequía y de calidad del agua.

El turismo contribuye al cambio climático y a la vez será uno de los sectores que más directamente sufrirá sus consecuencias ya que como destino podemos perder atractivo: "Los turistas no vienen buscando aquí un clima del norte de África". Tampoco vienen buscando episodios de viento ni de lluvia intensos, ni algas ni medusas ni mosquitos, que pueden proliferar debido al aumento de temperaturas. Además, la reducción de la posidonia hará descender la calidad de las aguas de nuestras playas. Las infraestructuras turísticas de la costa pueden deteriorarse.

A nivel de territorio, se aprecian riesgos de saturación de alcantarillado; deslizamientos en taludes y pendientes que estén junto a infraestructuras hídricas; el aumento del efecto 'isla de calor' en las ciudades (agravado por el hecho de que el urbanismo balear en general se caracteriza por tener una eficiencia energética "muy baja", según ha recordado el director general de Cambio Climático, Joan Groizard); y el incremento de riesgo de incendios forestales.

Las repercursiones para la salud de este fenómeno meteorológico no son halagüeñas: estrés térmico para los colectivos vulnerables a las olas de calor (niños y personas mayores); más dificultades respiratorias (ya que la sequía favorece que haya más polvo, hongos y bacterias); más riesgo de accidentes por las lluvias intensas o los vientos extremos; y aparición o aumento de mosquitos y otros vectores transmisores de latitudes más tropicales: "Enfermedades que ahora aparecen como una excepción en Baleares, serán cada vez más frecuentes.

En cuanto al medio natural, la sequía afectará a las especies animales y vegetales; hay riesgo de desaparición de ecosistemas (especialmente los de la costa) y hábitats por incendios forestales (y por la imposibilidad de migrar) y de extinción de especies; alteraciones de los ciclos migratorios de las aves; proliferación de especies invasoras; aumento de la mortalidad de la posidonia; y aceleración de la desertización.

Estos son algunos de los riesgos expuestos esta mañana en la presentación de este estudio, que también abarca las repercusiones en la energía y el sector primario.