"La misión" de las fiestas entre políticos y prostitutas era "atraparlos para que volviesen". Una testigo protegida que había trabajado en el Table Dance de s'Arenal, un club de alterne de Miguel Pascual, del grupo Pabisa, frecuentado por policías locales de Palma que están siendo investigados en el caso Cursach por presuntamente favorecer a empresarios del ocio nocturno, confirmó a los investigadores que ella había asistido a dos de estas fiestas con políticos.

Según su versión, la primera fiesta tuvo lugar en 2008 en una finca en Binissalem, donde coincidieron muchas chicas rusas y unos siete u ocho hombres, que no conocía. Ella tuvo relaciones con uno. Luego se enteró de que era alcalde, pero no sabía de qué pueblo. "Todos eran políticos y teníamos la orden de tratarlos bien. No pagaban nunca, Miguel los invitaba", detalló la mujer, quien añadió que el empresario le pagó 300 euros. "En esas fiestas antes de que llegaran las chicas, ellos comían, si bien quedaban mesas con bebidas alcohólicas, vinos y otras bebidas, campán Moët&Chandon y Don Perignon".

La segunda fiesta se celebró en una sala privada situada en el primer piso del Table Dance en 2009. "Eran unas doce chicas, la mayoría rusas porque a los invitados les gustaban mucho las chicas rusas. Había unos quince hombres", manifestó la testigo. Ella tuvo que acostarse con tres de ellos y al final Miguel solo le dio 400 euros, según recalcó. Dos o tres hombres ya habían asistido a la primera fiesta en la finca, pero ella tenía la orden de hacer como que no los reconocía porque ellos no querían que se les identificase. "Había que aparentar que todo era la primera vez", aclaró. Las fiestas siguieron, pero ella ya no fue más.

Las fiestas tenían como objetivo "atrapar" a los políticos para que volviesen, para que se llegara a establecer una asiduidad entre algunas chicas y los políticos, según su versión. Las mujeres tenían que tomar ciertas cautelas. Tenían órdenes expresas de no hablar de estos encuentros y que a los clientes no les preguntaran nada acerca de su identidad y profesión. Las directrices eran "claras" y "reiteradas", había que hacer lo que ellos dijesen, tenían que ser tratados muy bien. Los invitados acudían a esas fiestas con vehículos de alta gama e iban bien vestidos, según recordó la testigo protegida.

Por otro lado, era muy habitual que acudieran al club de alterne de s'Arenal determinados policías locales de Palma que no pagaban por consumir alcohol ni por los servicios sexuales. Como contraprestación, eran avisados cuando se iba a llevar a cabo alguna inspección en el local, según han confirmado varias prostitutas ante los investigadores de la 'Operación Sancus'.

Las mujeres también han coincidido en el hecho de que había menores trabajando en el club de alterne. De hecho, una de las testigos reconoció que empezó trabajando en el Table Dance con 17 años y que su jefe le indicaba que era mejor decir que tenía 18 años. "El primero que se acostaba con las menores era el señor Pascual, la delicia de Pascual eran las menores nuevas", declaró una de las perjudicadas. "En el club había muchas chicas rusas menores", manifestó. Según su versión, dos policías locales, que actualmente están imputados, y otros más sabían que había chicas sin papeles y alguna menor y "no pedían papeles ni hacían nada".