El dos de septiembre de 2015, la foto del pequeño Aylan Kurdi, de tres años, muerto en una playa dio la vuelta al mundo y conmocionó a Europa. La cruda fotografía sirvió para concienciar a la ciudadanía del drama de miles de refugiados sirios en el Mediterráneo y provocó un tsunami de solidaridad que llegó a Balears. Entonces, administraciones y sociedad se movilizaron de inmediato para prepararse para su acogida. El pasado martes, dos años después, medio millar de personas se manifestaron por las calles de Palma para denunciar su "decepción" por la insuficiente respuesta al drama con el lema No heu complert. Vergonya. El balance final en Balears se aleja de las primeras previsiones: por los más de 300 personas que se esperaba acoger, sólo han llegado 80 refugiados huidos de la guerra contra el ISIS.

El martes acabó el plazo que se habían dado los Estados miembros para llevar a cabo su programa de reubicación de los miles de refugiados llegados de la zona de conflicto. El plan inicial era acoger a 180.000 personas, de las cuales España tenía asignadas 17.337. Sin embargo, no han llegado más de 1.983. Para la plataforma Les Balears Acollim, organizadores de la protesta del martes, la cifra refleja "la desvergüenza y la falta de voluntad política" del Gobierno ante la crisis de los refugiados.

En ese tiempo, Balears ha acogido a 122 refugiados, 80 procedentes de la zona de conflicto con el Estado Islámico y reubicados desde los campamentos de Grecia e Italia: 59 de Siria, 5 de Irak y 16 de Eritrea. Unos refugiados que han llegado a cuenta gotas y según ha ido marcando el Gobierno y que han quedado lejos de las previsiones de acogida que esperaba el Govern balear. En septiembre de 2015, la consellera de Servicios Sociales, Fina Santiago, estimaba que por población las islas tendrían que acoger a cerca de 300 personas. Lejos de la previsión, los 80 refugiados acogidos hacen que Balears haya recibido 30 más de los que le hubieran tocado por el total asumido finalmente por España.

"La responsabilidad directa es de los Estados miembros. España ha renunciado a cumplir. Y no se ha incumplido por una dificultad sobrevenida. Simplemente no se ha querido cumplir", denuncia la consellera Fina Santiago.

Cuando estalló la crisis en el otoño de 2015, Santiago se reunió con consells, ayuntamientos y entidades como la Cruz Roja para preparar la acogida. La primera medida fue la habilitación y entrega del Albergue de la Playa de Palma a la red de centros de acogida de refugiados del Estado. Un edificio con capacidad para 50 personas. "Con los recursos que teníamos, teniendo en cuenta que la fase de acogida dura seis meses, en dos años podíamos acoger a 200 personas. Han sido 122 y todavía no ha acabado el año. Al final no nos quedaremos lejos", explica la directora de Inclusión Social de Cruz Roja en Balears, Dolça Feliu. La entidad es la responsable en Balears de gestionar el albergue y el programa de acogida e integración de los refugiados.

Sin embargo, la consellera Santiago asegura que si hubieran llegado más, "habríamos buscado otros lugares para acoger". "Desde el primer día dijimos que queríamos participar, pero nos tuvimos que adaptar al protocolo que nos marca el Gobierno central y del que no tenemos capacidad para cambiar ni una coma", lamenta.

Proyecto con Quíos

Además del Albergue de Playa de Palma, el Institut Balear d'Habitatge (Ibavi) ha cedido 15 pisos para alojar refugiados en la segunda fase del programa, la de integración -cuando los refugiados ya ganan autonomía-. "Al principio hubo mucha gente muy voluntariosa que decía que daba sus pisos. Pero al final, hemos encontrado un problema con la vivienda", explica Antònia Rosselló, del Fons de Mallorquí de Solidaritat.

Precisamente, desde esta institución dependiente del Consell de Mallorca, se han puesto en marcha varias líneas de acción para dar una respuesta a la crisis humanitaria en las zonas de llegada, principalmente en las islas griegas. El viaje del presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, a la isla griega de Quíos se tradujo en una ayuda de 115.000 euros en material sanitario y de emergencias, más otros 20.000 que están por invertir este año. Otro de los programas del Fons Mallorquí es la atención ginecológica, especialmente para partos, de refugiadas en el Líbano.

"Siempre se puede hacer más"

Hay otros proyectos, pero, según explica Rosselló, "desde aquí podemos hacer propuestas, pero es el ministerio quien debe dar su vistobueno". "Balears han sido unas islas solidarias, tanto las instituciones como la sociedad. ¿Se puede hacer más? Siempre", explica la gerente de este ente.

Precisamente, una de las críticas de la manifestación del martes fue contra el Govern, del que esperaban "una mayor presión".

"Nuestra presidenta [Francina Armengol] se lo expuso a Rajoy, Balears lo incluyó en el orden del día de la Conferencia de Presidente, hemos firmado todos los manifiestos. ¿Qué más podemos hacer?", se pregunta Santiago.