En un mes podían defraudar hasta cuatro o cinco millones de euros. El sumario del caso de la presunta trama de corrupción policial, cuyo secreto se levantó la semana pasada, ha desvelado que el grupo Cursach tendría diferencias de nueve millones de euros entre el dinero ganado realmente y lo que luego declaraba al fisco. Así se desprende de las conversaciones y los mensajes SMS de teléfono intervenidos policialmente. De hecho, el magnate de la noche mallorquina, Batolomé Cursach, en prisión provisional desde marzo, recibía mensajes SMS en los que se le informaba de los ingresos de los diferentes locales, parte de los cuales supuestamente no se declararían a Hacienda.

Un testigo protegido relató de forma pormenorizada a los investigadores cómo el conglomerado empresarial facturaba en "B" parte de sus negocios. Según su versión, el mes de junio, coincidiendo con los tradicionales viajes de estudios, la cantidad defraudada podría ascender a dos millones de euros. A ello, habría que añadir, con una mecánica similar, otros ingresos proporcionados por grupos de holandeses. Según su testimonio, "el 90% es facturación en dinero negro". Los estudiantes compran bonos colectivos que incluyen discotecas como Tito´s, Pachá, BCM y una sala del restaurante Ses Tres Germanes, entre otras, y este dinero no se contabiliza.

Normalmente, los bonos vendidos superan la capacidad real que se puede ofrecer. Según un testigo protegido que aparece en el macrocaso de la ´Operación Sancus´, a veces el aforo puede superar hasta tres veces el permitido. "Esto no se puede hacer sin estar de acuerdo con la Policía Local para que no supervise y no inspeccione el aforo", recalcó el testigo, quien añadió que las autoridades, a nivel local, hacían la "vista gorda". Gracias a los grupos de estudiantes, el entramado empresarial podía obtener 15.000 euros diarios.

Antiguo empleado

Otro testigo, antiguo empleado del grupo Cursach, indicó que el fraude fiscal podría ascender a los cuatro o cinco millones de euros mensuales. Según detalló, el sistema de cobro en la puerta de los locales y en barras dirige el 50% hacia dinero "A" y dinero "B". Y en el caso de los touroperadores, agencias o viajes de estudios, los pagos se realizan en dinero negro. Un tercer testimonio fue más allá y recalcó que una noche de verano pueden facturarse 400.000 euros en el Megapark. Además, el grupo del magnate cuenta con más de 200 tiqueteros en s´Arenal, que no son molestados por la Policía Local y suelen trabajar "en negro", según su versión.

Por otro lado, el grupo Cursach solo pagaba el 7,9 por ciento de las multas que le imponía la Policía Local, según el sumario.

Resulta significativo, según destaca el juez Penalva en el auto de prisión de Cursach, que el grupo empresarial investigado recibió sanciones por un importe de solo 6.452 euros en 2014, 17.702 euros en 2015 y, en 2016, coincidiendo con el levantamiento parcial del secreto de la causa, las sanciones sumaron 184.282 euros, "que es notabilísimamente superior a las de los dos ejercicios de antes".