El magistrado Manuel Penalva, en el auto de prisión de Bartolomé Cursach, el magnate de la noche encarcelado desde principios de marzo, destaca que el grupo empresarial Cursach ostentaba "un control total" sobre los mandos policiales en Palma.

El juez detalla que una prueba evidente del poder que ostenta el conglomerado empresarial, "y de que actúan como una organización criminal, lo constituye el hecho de que controlaban a los agentes y mandos de la Policía Local de Palma, quienes "presionaban, coaccionaban, perjudicaban o reprendían a los agentes que legalmente actuaban contra algún establecimiento perteneciente al Grupo Cursach".

Así, dos policías fueron objeto de graves amenazas por parte de otros compañeros vinculados a la trama corrupta, quienes gritaban sus nombres al tiempo que efectuaban prácticas de tiro. Acerca de estos hechos, tanto el excomisario Mut como el exconcejal Navarro, también investigados en la macrocausa bautizada como la 'Operación Sancus', declararon "inexplicablemente" que solo habían oído rumores, cuando en realidad de la investigación se infiere que fue un hecho ampliamente conocido por todos, según concluye el juez. Según explicó un testigo, un policía local de Palma, este asunto fue tan comentado que lo sabía "hasta la señora de la limpieza", de modo que era "imposible", según el juez, que los mandos lo ignoraran.