El arquitecto Santiago Calatrava afirmó ayer que desde el momento que Matas le visitó en Roma y allí le encargó el diseño de la transformación del Paseo Marítimo con la presencia de un edificio emblemática para las artes escénicas, "me sentí contratado", aunque no hubiera firmado formalmente un contrato con el Govern. "Estaba frente a un cliente que representaba una comunidad autónoma", señaló el testigo. Calatrava insistió en que, a partir de aquel momento, empezó a plasmar en bocetos las ideas de este cambio urbanístico y al mismo tiempo que puso a trabajar a su equipo para ir elaborando el anteproyecto. Detalló que después de la visita de Roma, tuvo dos encuentros con Matas en Mallorca. Aprovechó su última visita para ver la zona del Moll Vell y comprobó que las ideas que había pensado eran compatibles con el terreno.

Las acusaciones le reprocharon que, pese a que había cobrado 1,2 millones por el material que había entregado, exigió al Govern que le devolvieran las maquetas. El arquitecto explicó que, habitualmente, cuando se terminan las obras, las maquetas se rompen, pero que muchas de las que se han hecho sobre sus proyectos, se han expuesto después en algunos grandes museos. Y que, precisamente, para evitar que se destruyeran, pidió su devolución. Sin embargo, aclaró que de las dos maquetas que envió al Govern, solo ha recuperado una. La otra está abandonada en un almacén.

Calatrava insistió en la gran calidad de su trabajo, ya que iba a suponer una gran transformación de la ciudad e iba a ayudar a mejorar la figura de la catedral. Planificó transformar el Moll Vell para convertirlo en una zona de ocio, con un edificio de la ópera al fondo. Calatrava recordó que no pudo presentar el proyecto, porque se anuló por orden de un juez, si bien aseguró que "estaría encantado" de poderlo presentarlo algún día. Sobre la cuestión económica, el arquitecto explicó que inicialmente pidió una minuta de dos millones de euros, pero que aceptó los 1,2 millones que le ofreció el Govern.