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Boulevard

Airbnb presiona a sus clientes para que escriban al Govern

El gigante del alquiler turístico dirige su manifiesto personalizado "¡Defiende tu derecho a compartir tu hogar en las Islas Baleares!" a Biel Barceló y a un centenar de cargos políticos y alcaldes

¿De verdad que han puesto una bola de discoteca como símbolo más enaltecido de Balears? Nos colocan espejuelos como a los indios. Si esta es la imagen que Madrid tiene de Mallorca, habrá que ir pensando en tomarse más en serio la opción catalana. Y cuesta 1,5 euros.

Prosigue a buen ritmo la puesta en turismo de Mallorca entera. Airbnb, la empresa capitalista de la falsa economía colaborativa, está presionando a sus clientes mallorquines para que se dirijan al Govern, al Parlament, al Consell y a los ayuntamientos, en defensa del alquiler turístico ilegal. El gigante les remite el contenido, el encabezamiento y los cargos políticos que son los destinatarios del manifiesto personalizado "¡Defiende tu derecho a compartir tu hogar en las Islas Baleares!". El mallorquín que tiene una vivienda en la plataforma solo tiene que pulsar una tecla, y un centenar de representantes públicos serán importunados con toneladas de correo basura.

Airbnb instruye a sus "anfitriones" de pago de que "el Gobierno (no Govern) de las Islas Baleares (no Balears) ha aprobado una regulación que podría hacer imposible para más de 10.000 familias continuar compartiendo sus hogares". Ahora, alquilar previo pago es "compartir". Ya metidos en harina lacrimógena, la plataforma se crece en que "El Gobierno (es decir, el Govern) ha decidido legislar en contra de las familias". Como ven, la raíz democrática del Ejecutivo y el respaldo de un Parlament votado por los ciudadanos no tiene ningún valor para Airbnb.

No se retiren, que ahora Airbnb se crece pomposa para cargar contra "una ley que únicamente protege a los hoteles y que concentra los beneficios del turismo en manos de unos pocos". En lugar de concentrarlos en manos de uno solo, que se llama Airbnb. Y la empresa ultracapitalista, que cuenta entre sus inversores a entidades benéficas como Citigroup o Stanley Morgan, se pone marcial para recordar a sus adeptos que "tu alcalde o alcaldesa tendrá que decidir en las próximas semanas si permite el home sharing (alquiler, lo llaman los brutos) en tu municipio". El canto final conmoverá a un legionario, "¡Hazte oír hoy mismo!" Señor, sí, señor.

Esta sección condenada a la posteridad ha agotado el repertorio de dardos quevedescos contra el empresariado turístico balear. Quién nos iba a decir que vendría un mal mayor que nos reconciliaría con nuestros hoteleros provincianos. En pleno descaro, Airbnb se comunica desde Irlanda con sus miles de empleados mallorquines con piso. A estas alturas, es redundante que les aclare que no buscan los verdes pastos, sino las exenciones fiscales de los ingresos obtenidos ordeñando Mallorca.

El listado del centenar de destinatarios del manifiesto, de la ONG también llamada Airbnb, viene encabezado por Biel Barceló. Es un error, porque el vicepresidente no ha leído probablemente ni un solo correo electrónico en lo que llevamos de legislatura. Figuran a continuación las instituciones regionales y todos los alcaldes de Balears. Según se ve, la empresa colonial estadounidense recurre a los mismos métodos de amilanamiento municipal que han hecho famoso en Cataluña al fiscal general Maza, y con el mazo dando.

¿De verdad que han puesto una bola de discoteca como símbolo más enaltecido de Balears en un sello de Correos? Así lo demuestra la imagen que hoy nos ilustra, con la que se pretende contribuir a una promoción turística que no necesitamos y que por fortuna no conseguiremos con ese mamarracho, que incluye una ensaimada emasculada y una sargantana narcotizada. Nos colocan espejuelos discotequeros como a los indios. Si esta es la imagen que Madrid tiene de Mallorca, habrá que ir pensado en tomarse en serio la opción catalana. Y encima pretenden que alguien pague 1,5 euros por la estampilla. El Govern debería reclamar a lo Contencioso del Tribunal Superior que retiren el nombre de la comunidad de esa payasada diabólica. Es un chiste, no se lo tome a mal. Aun así, utilizan la denominación oficial de la comunidad, a diferencia de los prepotentes de Airbnb.

"Cerco al fraude del aceite milagroso que cura el cáncer", leemos en El Confidencial. Se refiere al grasiento Fergus, promocionado por la misma Marca España que emite sellos discotequeros de Balears. Nos da pie a felicitar a la fiscalía, por haber restituido la dignidad de Mallorca al recurrir el archivo del viscoso caso de tráfico comercial de sustancias en el campus. El ministerio público ha de cubrir la desidia de la UIB, de la conselleria de Sanidad que tardíamente se ha puesto al servicio de la Agencia Española del Medicamento para combatir el engaño, y de los estériles colegios profesionales. Lástima que los fiscales no puedan entrevistar a los beneficiarios del maravilloso tratamiento, puesto que todos ellos han fallecido. La vergüenza de la humanidad consiste en no haber montado un Proyecto Manhattan para erradicar el cáncer. Con científicos decentes, a ser posible.

El restaurante Ola de Mar saltó a la actualidad estatal cuando tuvo como cliente hace un año a Pablo Iglesias, que se atrevió a consumir marisco pagándolo, en lugar de cargarlo a la ciudadanía como haría un alto cargo del PP. La Familia Real al completo, incluida Letizia Ortiz, acudió este verano al Portitxol en abierta rebelión contra el establecimiento oficial de Juan Carlos de Borbón. Y el pasado lunes comió allí Gabriel Cañellas, junto a uno de sus mejores clientes. Con discreción, en el interior del local con terraza. Vean El amante doble, porque seré el único que se la recomiende, porque evoca al mejor David Lynch ¿o es David Cronenberg? y porque podrá extasiarse durante dos horas ante el animal más bello de la Creación. Se llama Marine Vacth.

Reflexión dominical presidencial: "Pensar que Obama ha de ser un buen presidente porque es negro, se llama racismo".

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