El juez Penalva investiga si el empresario Bartolomé Curach, privado de libertad desde hace más de seis meses, sobornaba a funcionarios del área de Urbanismo de Cort, pagándoles billetes de 500 euros y regalándoles lotes de botellas de champán francés, en concreto de la conocida marca Moët Chandon. Según la investigación, no era el empresario quien personalmente realizaba estos regalos, supuestamente para conseguir un trato de favor dentro de este área municipal, sino que para ello utilizaba a sus dos ejecutivos, Bartolomé Sbert y Tolo Vergas. El enlace era un celador municipal jubilado, encargado de revisar obras, que era quien presuntamente entregaba el dinero y el champán a sus compañeros, que tenían muy claro que estos regalos los enviaba el Grupo Cursach.

El empresario, junto a sus dos ejecutivos y el celador, han sido incluidos en un nuevo caso, hasta ahora secreto, que deriva de la pieza principal sobre la trama de corrupción en la Policía Localtrama de corrupción en la Policía Local. El juez Penalva ha abierto dicha pieza por un presunto delito de cohecho, porque entiende que estas maniobras para conseguir manejar a los funcionarios de Cort nada tienen que ver con las actuaciones supuestamente corruptas de los policías locales investigados.

Para sostener la afirmación de que el empresario sobornaba a estos trabajadores del Ayuntamiento de Palma los investigadores cuentan con varias confesiones. Una de ellas es especialmente significativa. Una jefa de sección del área de disciplina urbanística de Cort, que se encarga de controlar las obras que se realizan en Palma, confesó ante el magistrado y el fiscal Subirán que había aceptado un sobre con un billete de 500 euros y varias botellas de Moët Chandon. Ha devuelto el dinero y el champán, y debido a la colaboración que ha mostrado en la investigación, se le levantó la condición de investigada para pasar a ser testigo. Esta trabajadora de Cort explicó que quien le entregó el dinero fue un celador de obras, ya jubilado, que era la persona de enlace entre Cort y el Grupo Cursach. Este funcionario aparece en numerosas conversaciones telefónicas intervenidas a los implicados en la investigación. El juez citó a declarar hace varias semanas al celador jubilado. Aunque negó todas las acusaciones, no pudo dar una versión razonable del motivo por el que Cursach, Sbert y Vergas disponían de su número telefónico particular. En las conversaciones se habla de sobres y de dinero, y también se nombra a la funcionaria que ha confesado que aceptó este soborno. La trabajadora municipal señaló que fueron varias las veces que le ofrecieron dinero, pero que una única vez aceptó el soborno.

Los investigadores han recogido, además de la confesión de esta funcionaria de Urbanismo, la declaración de otros trabajadores municipales que han relatado los regalos que se ofrecían desde el Grupo Cursach. Una administrativa de Cort ha declarado que le ofrecieron dinero para acelerar las gestiones a favor de los negocios del empresario. Ella dijo que nunca aceptó estos sobres, pero sí un pase VIP, a nombre de su marido, para que acudiera gratis al gimnasio Megasport.

Por otra parte, varios mandos policiales también han relatado a los investigadores que Cursach enviaba cada final de año cestas de Navidad, llenas de productos de primera calidad, valoradas en unos 500 euros. Ningún responsable de la Policía la devolvió.