Las patronales reconocen que ya se pueden incrementar los salarios, pero la gran discrepancia con los sindicatos se encuentra en el cuánto. Tanto CAEB como PIMEM abogan por una subida que se mantenga dentro de la moderación, y en este sentido se recuerda que el tejido empresarial se encuentra todavía superando una crisis sin precedentes en la historia reciente. Según se señala desde la primera de estas organizaciones, las alzas deberían moverse entre un 1,2% y un 2%, porcentajes a los que se podría añadir medio punto adicional dependiendo de la situación de cada empresa y de la evolución de la productividad.

Los presidentes de CAEB y PIMEM, Carmen Planas y Jordi Mora respectivamente, admiten la existencia de ese margen para mejorar las retribuciones de las plantillas pero insisten en la necesidad de mantenerse en niveles de moderación, especialmente en algunos sectores.

En este sentido, Mora señala como primer precedente negativo el caso del comercio, donde los salarios van a crecer un total del 6,5% en un plazo de tres años, un porcentaje que él considera excesivo a la vista de la durísima competencia que están aplicando grandes superficies y, muy especialmente, las ventas por internet. Por contra, las patronales firmantes de ese convenio (Afedeco y Pimeco) recuerdan que esa subida se ha aplicado tras varios años de congelación en las retribuciones.

En relación al convenio de hostelería, Carmen Planas subraya que aunque los empresarios de alojamiento han logrado elevar sus precios, lo han hecho a costa de realizar fuertes inversiones para modernizar sus establecimientos que ahora se deben de amortizar.

Por ello, desde CAEB se insiste en que las subidas de salarios deben de estar vinculadas a un aumento de la productividad, especialmente en un contexto de incremento de la presión fiscal, en referencia al impuesto para el turismo sostenible.

No elevar la estacionalidad

Jordi Mora suma otro matiz: al margen de las subidas en las retribuciones que los hoteleros pueda asumir, considera que la restauración no puede en estos momentos hacer frente a fuertes crecimientos en sus costes laborales. Sobre este punto, recuerda que la mayoría de los hoteles solo abren durante los meses de mayor rentabilidad, y no duda en advertir de que la isla quedaría "muerta" si bares, restaurantes y cafeterías optan por cerrar en invierno, cuando la actividad sufre una fuerte bajada, y por convertir a sus empleados fijos en fijos-discontinuos. Además, recuerda que este sector no ha podido subir sus precios como lo han hecho las empresas de alojamiento. Esta misma tesis es defendida por los presidentes de las patronales de restauración y salas de fiesta, Alfonso Robledo y Jesús Sánchez respectivamente.

El presidente de la asociación mallorquina de actividades turísticas, Antonio González, apuesta igualmente por esa moderación en el aumento de las retribuciones (cree que un aumento del 5% anual es desproporcionado, tal y como se ha barajado para los hoteles), y considera que cualquier convenio colectivo que se suscriba debe de tener una vigencia máxima de dos años "porque nadie puede saber cómo estará el sector dentro de cuatro". En este aspecto, no duda en calificar de grave error el pretender "que se ha vuelto oro todo lo relacionado con el turismo".

La gerente de la asociación de constructores de las islas defiende también esa moderación a la hora de plantear mejoras salariales, y en su caso pone de relieve que aunque la actividad en el sector está mostrando importantes crecimientos, los consigue en un contexto de feroz guerra de precios a la baja a causa de la fuerte competencia que aplican empresas llegadas del exterior del archipiélago.