-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Atracar un banco es más fácil de lo que la gente piensa?”

-He atracado bancos a mano armada, y no lo aconsejo. No es buena idea. Nunca fue fácil, pero se ha complicado con las cámaras de seguridad y los avances tecnológicos para proteger los transportes de dinero.

-¿Identifica a un criminal de un vistazo?

-No es tan sencillo como eso. Tiendo a concederles el beneficio de la duda, me dedico a discutir las pruebas que aporta la policía para que tengan un juicio justo. Al fin y al cabo, yo solo me convertí en una persona decente a los 32, después de años entrando y saliendo a la cárcel, y de una condena a doce años por atraco a mano armada.

-Un día fue considerado “extremadamente peligroso”.

-Es cierto, pero supongo que era más peligroso para mí mismo que para los demás. Me hice más daño a mí mismo que a otros. Era un marine fuerte, me gustaba pelear y meterme en líos, hasta caer en los atracos. Mucha bravuconería para expresar que no me sentía confortable en la sociedad.

-¿Los abogados españoles no se preocupan de los criminales británicos?

-El sistema penal español es mucho más duro que el británico. Por ejemplo, las personas pueden ser encarceladas hasta cuatro años sin juicio. Y cómo podemos verificar las pruebas con secreto de sumario. Es injusto.

-Habla usted como defensor.

-No soy abogado, soy gestor de casos criminales. Gracias a las apelaciones que formulé durante mi condena a doce años, mi experiencia es útil para los detenidos. Perciben que les entiendo, arreglo cosas que se escapan a los abogados por falta de tiempo.

-¿Son ustedes su familia adoptiva?

-Sí, me gusta esa imagen. Les compramos zapatos, sé las necesidades en la cárcel.

-¿Gana más dinero ahora que cuando atracaba bancos?

-Jajaja. Desde luego, disfruto más de la forma en que gano el dinero hoy. Además cuando atracaba no podía gastarme el dinero en comprar un coche nuevo, a riesgo de que la policía derribara mi puerta. Y cuando trabajas en lo que quieres, no vuelves a tener un día duro en tu vida.

-Estuvo preso en Alhaurín de la Torre.

-Allí conocí a Juan Antonio Roca, cerebro de la Operación Malaya. Era un tío agradable, con una condena demasiado larga. Recibió la misma pena que yo por atraco, cuando era un apasionado de Marbella que se dejó arrastrar por la codicia y pagó un precio exagerado.

-¿Todavía conduce un Porsche?

-No, tengo un BMW M4.

-¿Mallorca le da mucho trabajo?

-Un montón, he tenido más de veinte clientes en dos años, ahora tengo a los detenidos por narcotráfico en Magaluf. El problema de esta sociedad son las drogas, casi todos nuestros clientes han sido arrestados por tráfico. Ves a la policía montando operaciones aparatosas con helicópteros y agentes encapuchados, para detener a muchachos que son básicamente gamberros de vacaciones.

-¿Los ‘hooligans’ son criminales?

-No, solo son jóvenes. Hace 25 años, yo hubiera disfrutado de la calle Punta Ballena de Magaluf. Sin embargo, estuve hace poco y me pareció un lugar de pesadilla.

-¿Hay más criminales fuera de las cárceles que dentro?

-Las cárceles son para drogadictos, ¿sabes cómo se solucionaría el narcotráfico? Legalizando las drogas, así puedes gravarlas con impuestos y hacer que sean tan seguras como un medicamento. Por desgracia, el tráfico crea una economía propia, empezando por la necesidad de policías.

-¿Disparó usted a alguien?

-No, y era un buen tirador por mi entrenamiento en el ejército.

-¿Se puede engrasar el sistema judicial español?

-Absolutamente no. Aquí no funciona así. Es un sistema muy seguro, porque hay mucha gente diferente mirando a otros. Hablar de sobornos es un completo absurdo. El caso de Tailandia, donde también trabajamos, es diferente.

-¿Ayudaría a defender a un yihadista?

-No. Nunca representaría a alguien acusado de terrorismo o de agresiones sexuales, ése es mi código moral. Y conste que no tengo nada contra el Islam, y he tenido grandes amigos paquistaníes.

-¿Cómo debemos actuar si estamos en un banco durante un atraco?

-Hazte un favor y obedece las órdenes. Si alguien empuña un arma, es mejor no desafiarle sin saber si está dispuesto a usarla.

-¿La vida da segundas oportunidades?

-No en Inglaterra. La segunda oportunidad me la concedieron en España, porque son católicos y perdonan a los pecadores. En el Reino Unido están en contra de disculpar a quienes cometen errores como los míos.