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Análisis

La diarrea del todo incluido

Por Matías VallésEl sexo era un invento maravilloso, y después llegó el sida. Es una buena metáfora del todo incluido, un negocio perfecto que se enturbió en cuanto los clientes empezaron a demandar masivamente a los hoteleros por presuntas diarreas...

La diarrea del todo incluido

El sexo era un invento maravilloso, y después llegó el sida. Es una buena metáfora del todo incluido, un negocio perfecto que se enturbió en cuanto los clientes empezaron a demandar masivamente a los hoteleros por presuntas diarreas. Incluso la naturaleza intestinal de la enfermedad sintoniza con la venganza poética contra una fiebre turística visceral, donde las tripas estarán siempre por delante del cerebro. El turismo mallorquín ha optado por la ganadería intensiva, pero no podía sospechar que las vacas saldrían respondonas.

Volviendo al sida del todo incluido, el virus sembró la desconfianza entre los amantes en ciernes, y la bacteria ha desatado un clima de sospecha generalizada en los hoteles. Cada cliente es un enfermo potencial, y la esencia monopolística del todo incluido se vuelve en contra de sus patrocinadores. No puedes descargar las culpas sobre la pizzería de la esquina. La reclusión de los turistas en los hoteles significó un espléndido ejemplo de insolidaridad social. Los avispados promotores de esta modalidad se quedaban con el cien por cien de la actividad turística. Se encadenaba al cliente con una pulsera y se rentabilizaba hasta su respiración, pero no su diarrea.

De momento son abogados extranjeros quienes lideran los recursos por intoxicaciones alimentarias, aunque pronto se descubrirá que las luminarias locales y legales se sumaron a la estafa. Los hoteleros piensan que, dado que son más listos que el resto de los mallorquines, también son más inteligentes que el resto del mundo. Ahora miran con recelo al matrimonio de galeses en chanclas a quienes pensaban exprimir y que, tras la oportuna diarrea, les pueden suponer un dispendio que multiplique su ingreso por cien. No vamos a añadir que se lo tienen bien merecido, porque es incorrecto mofarse de los enfermos. Para el resto de habitantes de la colonia, la guerra de los bufetes contra los buffets solo aporta la curiosidad de que el dinero de la industria turística y del fraude turístico desemboca en el mismo sitio. En el extranjero.

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