"El Asperger no es contagioso, la estupidez sí". Verónica Gutiérrez, madre de un niño con este síndrome, no pudo aguantar más y el domingo escribió una carta al grupo de madres que celebraron en un grupo de Whatsapp la expulsión de un alumno con Asperger de la clase de sus hijos en Argentina.

"Vuestros hijos no son perfectos, no son mejores que cualquier otra criatura". Prosigue: "Dad gracias si dentro de unos años no recibís alguna noticia de vuestro colegio porque vuestro hijo presenta algún tipo de déficit o dificultad o algún problema de conducta". Los niños con Asperger "tienen cualidades especiales y todos destacan en algún campo, por lo tanto cualquiera de ellos en un aula tiene la oportunidad de ayudar a vuestros hijos tan perfectos", les recuerda. Y concluye:"Vuestros intentos de sacar un alumno de un aula y celebrarlo, a mi parecer sólo demuestra vuestra falta de humanidad y de empatía".

Verónica representa una de las 55 familias que están asociadas a la Asociación Asperger Baleares, impulsada hace tres años por padres de niños que tienen este síndrome que se engloba dentro de los trastornos del espectro autista. Aunque ella se sabe afortunada ya que su hijo acude a un centro sensibilizado con el tema, es habitual que estos niños hayan vivido situaciones de rechazo o dificultades de integración, lo que a veces deriva en un fracaso escolar.

Lo confirma Maria Antònia Trobat: "Cuando tenía seis años mi hijo tenía un coeficiente de 125, y ahora, con 19, no tiene ni la ESO, hace una FP Básica; entonces la gente de los colegios no estaba preparada", narra Maria Antònia, la tesorera de esta asociación, que confirma que el rechazo en el colegio es habitual "si no se informa a profesores, padres y a niños".

Cree que la situación ha mejorado, pero la integración no llega: "Los otros niños los toleran, pero no los acaban de ver como a uno más: no los invitan a los cumpleaños", narra, "y ellos quieren hacer amigos, pero no saben cómo".

¿Por qué se les aparta? Las personas con este trastorno tienen una apariencia normal y una inteligencia normal o por encima de la media, pero muestran rituales repetitivos y tienden a interpretarlo todo de manera literal. También es posible que se obsesionen con un tema en particular, haciendo gala entonces de una memoria "prodigiosa". A veces son especialmente sensibles ante estímulos como determinados ruidos o al tacto.

"Los demás niños a veces se asustan con sus reacciones o no lo entienden", explica Maria Antònia. Y los centros no siempre se esfuerzan en integrarlos. Recuerda un caso de un niño de Calvià que cuando se ponía nervioso solo se calmaba si le ponían una caja de cartón en la cabeza y los compañeros se reían de él. Desde el colegio no dieron ninguna solución a la madre que finalmente tuvo que sacarlo: "Luego se escapaba de casa y se iba al 'cole' a mirar a sus compañeros a través de la rejilla".

La asociación sigue creciendo cada día y ahora lucha para conseguir un local. Verónica anima a las familias a sumarse (se les puede contactar en la web aspergerbaleares.org) aspergerbaleares.orgy a participar de las salidas que organizan para que los niños socialicen y se diviertan. Como cualquier otro chaval.