Tras otro verano turístico de cajas registradoras calientes llegará un invierno laboral de mesas de negociación al rojo vivo. A ello apuntan los sindicatos, que auguran conflictividad en el sector turístico si hoteleros y hosteleros no acceden a repercutir en los salarios y condiciones de trabajo de sus plantillas los ingentes beneficios logrados desde 2012. En UGT y CC.OO. llevan cuatro años advirtiendo de la proximidad del conflicto, pero ahora el calendario lo impone: en marzo de 2018 expira el actual convenio colectivo de hostelería, por el que se rigen los sueldos y empleos de uno de cada cuatro trabajadores de las islas (120.000), y la intención de los sindicatos es denunciar el acuerdo firmado en 2014 para negociar un marco más generoso con los trabajadores.

Entonces, en 2014, la incertidumbre de la crisis contuvo la pulsión guerrera de unos sindicatos que hoy reconocen que fueron tímidos y, por ello, salieron de la negociación con mínimos avances salariales. Ahora, dicen, la situación ha cambiado, por lo que también se alterará su actitud. "El contexto actual es justo el inverso", avisan, conscientes de que estos cuatro años que tanto temían empresarios y trabajadores han sido luego los más rentables de la historia de los hoteles y parte de la restauración de Mallorca. Por lo que quieren hacer valer esa prosperidad, para lograr su parte. La postura sindical se sintetiza en un objetivo y una advertencia. El objetivo: desean que los trabajadores logren subidas salariales por encima del 10% con el nuevo convenio, para beneficiarse así de subidas de rentabilidad turística que superan con creces ese 10%. Y si no lo logran, se activará la advertencia: esta vez no darán tregua y presionarán al límite en la calle y en la negociación.

Solo crecen los beneficios

En la negociación de 2014 mandó el miedo, ahora decidirá el éxito. O eso dicen los sindicatos, que parten de datos objetivos como los que ayer leían en este diario. El más claro alude a la rentabilidad de los hoteles, documentada por el Instituto Nacional de Estadística: desde el año 2011, la facturación por habitación de hotel ha pasado en julio de 66 euros por noche a los 106 euros de este verano. Eso es un 60% de mejora de la rentabilidad, un salto que primero facilitó a los hoteles las inversiones realizadas para elevar la calidad y los precios y después ha fraguado en el triunfo de esa apuesta, acelerando la generación de riqueza empresarial. Y aquí llega el problema, también ilustrado en datos del INE, en esta caso de la Encuesta de Coste Laboral: en el verano de 2011 el sueldo bruto medio del sector servicios fue de 1.658 euros al mes, es decir, cinco euros más de los 1.653 euros de nómina que percibieron en el mismo sector el verano pasado (de este, aún no hay datos).

Pongan las dos cifras juntas y entenderán la efervescencia sindical: la rentabilidad avanza un 60%, mientras los salarios siguen como estaban, o se quedan incluso por debajo. Con un agravante: aunque los hoteles han aumentado sus plantillas desde 2011 en 12.639 trabajadores, un 28% de incremento, esa cifra de refuerzos de los recursos humanos no llega ni a la mitad del 60% de rentabilidad ganada. O dicho en lenguaje empresarial: la productividad de los trabajadores en estos veranos de avalancha y cajas llenas se ha disparado. Pero no así sus sueldos, dicen los sindicatos, que por eso exigirán "fuertes incrementos de salarios y mejora de las condiciones de trabajo""

Traducido a números, eso implicará una subida salarial "más parecida a los dos dígitos de la mejora de rentabilidad hotelera (es decir, más de un 10%) que al 3% del que están hablando los empresarios", resume Antonio Copete, responsable sectorial de UGT Balears, que matiza que en cualquier caso la cifra que se pedirá se consensuará con las plantillas y con otros sindicatos, empezando por Comisiones.

Subida fuerte de salarios en 2018

Desde CC.OO., a su vez, comparten análisis y diagnóstico, expresados por su responsable sectorial, Silvia Montejano: "Hablamos de que hemos tenido desde la firma del convenio en 2014 cuatro temporadas excelentes para el negocio, con las islas repletas y rentabilidad al alza. Toca que esos beneficios empresariales y esa bonanza revierta de una vez por todas en los trabajadores. Debe ser una subida salarial sustancial, porque los beneficios han sido sustanciales. Pero además de los salarios será preciso revisar condiciones y cargas de trabajo, y promover aumentos de plantillas, muy castigadas por la reforma laboral".

Silvia Montejano coincide además en resaltar ese crecimiento de "dos dígitos" de los beneficios empresariales, para apuntar a una subida similar de los sueldos, aún por definir. En su opinión, será clave la duración del convenio. "No soy partidaria de un convenio muy largo, porque el escenario cambia y hay que adaptarse al máximo a las circunstancias por bien de todos, pero defenderemos que haya una subida salarial fuerte en el primer año de convenio (es decir, en las nóminas de la temporada que viene) y luego ya buscar avances más suave".

¿Habrá pues conflicto y huelga? Pues bola de cristal en mano, la intuición de Montejano y Copete parece distinta. Mientras el de UGT prevé que la "habitual racanería de los hoteleros con sus trabajadores puede conducir a una conflictiva muy fuerte", la de CC.OO. confía en que los empresarios sepan reconocer la generosidad de los trabajadores en 2014 y el esfuerzo realizado por las plantillas desde entonces, para acceder a un convenio favorable esta vez para los empleados. "Es cierto que en 2014 fue una negociación tímida por parte de los sindicatos, también porque el contexto económico era muy preocupante. Ahora estamos encantados de que los empresarios ganen dinero, claro que sí, pero queremos que eso llegue a los trabajadores", argumenta, antes de sintetizar: "Estamos en el mejor momento para el negocio turístico, y desde hace años ya, eso tiene que hacer que también sea el mejor momento para los trabajadores turísticos".