El juez Manuel Penalva y el fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán imputan cinco delitos al empresario de la noche Bartolomé Cursach, encarcelado desde el pasado marzo, por las supuestas fiestas con sexo, alcohol y drogas gratis para 28 mandos y agentes de la Policía Local de Palma que se hacían en la discoteca Tito's. De forma paralela, uno de los principales testigos de cargo de esos presuntos cohechos, el exjefe de sala de Tito's, ha vuelto a recibir un anónimo con amenazas en su domicilio.

Los investigadores del caso Cursach, una presunta trama de corrupción en el seno de las Policías Locales de Palma y Calvià y auspiciada por grandes empresarios de la noche, planean abrir una pieza separada para depurar los supuestos cohechos que recibieron los 28 funcionarios policiales. En los últimos días, los 28 agentes han sido citados a declarar por estos hechos, pero todos menos el exjefe Antoni Vera se han acogido a su derecho a guardar silencio.

Algunos de estos policías se han quejado de que parte del sumario sigue todavía bajo secreto, por lo que no quieren declarar hasta que se levante dicha medida cautelar. No obstante, muchos de los imputados negaron ante el juez y el fiscal la veracidad de lo sostenido por una media docena de testigos respecto a esas fiestas gratuitas.

La cúpula de Cursach

Además de Cursach en esa futura pieza separada van a figurar como imputados otros de los integrantes de la cúpula del Grupo de ocio que lleva como nombre el apellido del empresario, así como responsables de Tito's.

Los investigadores acusan a policías y dirigentes del Grupo Cursach de cinco delitos: cohecho, tráfico de influencias, narcotráfico, prevaricación y organización criminal.

La acusación principal es que Cursach, al igual que otro empresario de la noche también imputado, sobornó durante años a un grupo de mandos y agentes de la Policía Local para que, a cambio de sus presuntos cohechos, dieran un trato de favor a sus negocios en lo que respecta a aforos, horarios, inspecciones y facilidades de aparcamiento. Las dádivas también habrían servido para que esos funcionarios se dedicasen a acosar, perseguir y presionar a establecimientos de la competencia del Grupo Cursach.

Las fiestas en el reservado de la discoteca del Paseo Marítimo habrían sido parte de los sobornos. En ese lugar los policías encausados habrían disfrutado gratis de droga, alcohol y prostitutas.

Varios testigos

Varios testigos vinculados al mundo de la noche han desvelado la existencia de esas presuntas fiestas para policías. Los declarantes han identificado fotográficamente a los funcionarios encausados.

Por otro lado, la mayoría de los señalados ya estaban siendo investigados en otras partes de la macrocausa por supuesta corrupción y por otros hechos.

Entre los testigos que han facilitado más datos sobre las juergas de Tito's está un antiguo jefe de sala de ese local. Esta persona en los últimos meses ha recibido múltiples presiones, amenazas y ataques para que desista de su testimonio. Hace unos días recibió una gran paliza, por la que sigue de baja médica.

La última supuesta coacción ha sido una nota anónima dejada en la puerta de su domicilio. En el escrito se acusa al testigo de decir mentiras y falacias y se menciona a familiares suyos que no residen en las islas. De estas personas se recogen en el anónimo sus teléfonos móviles para dar una idea de la información que manejan los autores de las amenazas.

Por otro lado, el testigo ha formulado sendas quejas en el Colegio de Abogados de Balears y en el Consejo General de la Abogacía contra dos de los letrados defensores de imputados. Según las quejas, uno de los abogados habría proferido insultos homófobos contra el testigo y el otro, a través de un intermediario, le habría ofrecido dinero para que guardara silencio, entre otras presiones.

Bartolomé Cursach se acogió a su derecho a no declarar tras su detención, pero desde su entorno se ha rechazado de plano todas las acusaciones que pesan sobre él, entre ellas los supuestos sobornos de Tito's.