Marc Bauzá y Bárbara Gallostra son dos jóvenes mallorquines de 21 años. Después de comenzar sus estudios en la UIB, ambos decidieron que ya no querían depender de sus padres económicamente. Comenzaron a trabajar para poder emanciparse, algo que les ha costado mucho sacrificio debido al alto precio de los alquileres que se registran hoy en día en Palma y a la precariedad laboral a la que están sometidos, según comentan ambos.

En su primer intento, Marc lo pasó bastante mal. "Era el momento, y decidí buscar trabajo e irme a vivir solo, con la menor ayuda de mi madre", explica el joven. Consiguió encontrar un piso en la calle Manacor que tuvo que compartir con otras cuatro personas y quedarse con la habitación más pequeña para pagar un alquiler más bajo. "Trabajaba como profesor de repaso particular entre semana después de clase y, lo sábados, encontré un turno muy mal pagado de 14 horas en un supermercado", apunta Marc. Con estos dos trabajos solo podía sacarse unos 250 euros al mes, 160 de los cuales eran para pagar el alquiler de su habitación.

"Con estos ingresos y mi intención de ser independiente, solo pude optar a una habitación muy pequeña en un piso que tenía que compartir con cuatro personas más y, además, solo me sobraban 90 euros para pasar todo el mes", relata. Marc tiró del instinto de supervivencia que "heredó de su abuelo" para gastar lo mínimo en comida. "Tenía localizados todos los supermercados o tiendas en los que determinado producto era más barato e, incluso, el día en que este producto se ponía de oferta", indica. El joven también añade que su madre, en algún momento, tuvo que ayudarlo con algún gasto importante, como un ordenador para poder seguir bien los estudios.

Ahora Marc vive en el piso que su madre le ha dejado. "Mi madre se mudó a otro sitio y me cedió nuestro piso de toda la vida ya que, por ciertos problemas, no pudo venderlo", apunta. Gracias a esto, este joven ha podido ahorrarse el dinero del alquiler. Incluso ofrece las dos habitaciones restantes a otros jóvenes que lo necesiten por unos 250 euros al mes. "Gracias a esto he podido vivir mejor. No pago alquiler y, además, ahora he encontrado trabajos mejores. Gano unos mil euros al mes en un estanco y sigo con las clases de repaso. Mi único gasto es la comida y ahora voy más relajado", concluye.

Por otro lado, la situación de Bárbara es más complicada. También quiso emanciparse al comenzar la carrera, por lo que buscó un trabajo y un piso. "He pasado por cuatro sitios diferentes, que he tenido que ir dejando por mala convivencia o por problemas económicos", apunta. Primero, Bárbara vivió en un piso situado en una zona un tanto conflictiva, que era el único que encontró a un precio asequible. Por problemas derivados de la zona y la convivencia, tuvo que mudarse a la Colonia de Sant Jordi, donde encontró algo "muy barato". "Aun así, en ese piso me iba muy mal vivir porque no tengo coche para bajar a Palma a trabajar", añade.

Bárbara Gallostra, una estudiante de 21 años, posa junto a su bicicleta en Palma, donde busca piso. G.Bosch

Entonces, decidió irse a vivir totalmente sola a un estudio en Palma, "pero era muy caro". "Me costaba alrededor de 400 euros, cuando yo tenía un sueldo de 500. No podía vivir ahí..." explica. Finalmente llegó al piso en el que ha estado hasta ahora, también en la calle Manacor, igual que Marc. "También vivo con otras cuatro personas y pago un poco más de 200 euros. Quiero cambiarme porque es caro y vivir con tanta gente que además va rotando cada poco tiempo no es cómodo", comenta Bárbara.

Ahora busca piso por Palma. Ha encontrado oportunidades baratas fuera de Ciutat, pero al no tener vehículo se queda muy mal conectada con su trabajo. Está nerviosa porque está siendo "incapaz de conseguir ningún piso que pueda pagar y que no tenga que vivir demasiado incómoda". "Los alquileres en Palma, por lo que veo, no bajan de 300. Trabajo en el aeropuerto, por lo que cobro poco y no puedo permitirme un alquiler tan caro", relata.

Los más de 200 euros que ha pagado hasta ahora ya le han causado problemas y no sabe como serían las cosas si llegara a pagar más. "A veces, cuando he ido con mis amigos a tomar una cerveza, me han tenido que invitar porque voy muy mal de dinero", pone de ejemplo. "En mi opinión, esto se debe, en parte, al alquiler turístico. Es por eso que ahora, en verano, en Palma es imposible encontrar un piso asequible", finaliza Bárbara antes de seguir buscando un lugar en el que poder seguir siendo independiente.